Editorial Alaire

Rafael Zambrano Vargas escribió:

Pilar Morte escribió:¿Se equivocó
la naturaleza y nos hizo hombres?

Un círculo que siempre regresa al comienzo, rueda,
estudia las raíces y se estanca segundos
en el miedo.

Hay algo sospechoso que cruzó en la vía;
ese tren sin pintar en el que amontonamos trajes
desde la piel primera.
Recuerdan el paso, sobrevivir sin más.
luego el orden sin orden hasta hoy.

Y ahora ¿qué?

Vaciamos los cántaros, aunque nos enseñemos
el dulzor del licor que gustamos.

Amamos al salir del túnel tras la razón que acerque
el fuego al tronco, la fe a cabalgar sin rumbo;
pero las huellas se pierden en el agua.

Me siento analfabeta del idioma de la vida,
en busca de la paz del que acierta con la siembra.

Me asomo al ruido del campanario
que confundió necesidad por el deseo,
y no me detengo al volteo de campanas
si no doro la torre con amor.

Pilar: Hermosos poema en esas reflexiones
que dibujan imágenes de la vida y ese toque final
donde vence la esperanza.

Mi enhorabuena

ABZS

Rafael

Ramón Castro Méndez escribió:"Me siento analfabeta del idioma de la vida,
en busca de la paz del que acierta con la siembra"

Dicen, o nos han hecho creer, que la naturaleza es sabía, así que solo nosotros podemos ser el error, en todo caso seríamos leve. De todos modos, confío en la naturaleza humana para ir salvando los errores. Me ha gustado mucho este poema de búsquedas, que da para reflexionar sobre cuales deben ser nuestros pasos y en qué orden nos encontramos dentro de todo ésto que se llama mundo y vida.

Abrazos.

Pilar Morte escribió:¿Se equivocó
la naturaleza y nos hizo hombres?

Un círculo que siempre regresa al comienzo, rueda,
estudia las raíces y se estanca segundos
en el miedo.

Hay algo sospechoso que cruzó en la vía;
ese tren sin pintar en el que amontonamos trajes
desde la piel primera.
Recuerdan el paso, sobrevivir sin más.
luego el orden sin orden hasta hoy.

Y ahora ¿qué?

Vaciamos los cántaros, aunque nos enseñemos
el dulzor del licor que gustamos.

Amamos al salir del túnel tras la razón que acerque
el fuego al tronco, la fe a cabalgar sin rumbo;
pero las huellas se pierden en el agua.

Me siento analfabeta del idioma de la vida,
en busca de la paz del que acierta con la siembra.

Me asomo al ruido del campanario
que confundió necesidad por el deseo,
y no me detengo al volteo de campanas
si la duda no dora su sonido.