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Muchas gracias compi por acompañarme siempre.Alonso Vicent escribió:Así es la vida. Unas veces estamos arriba, otras abajo, y la lucha, y las trincheras siempre.
Pero me gusta la fuerza que traes en el poema, buenas raíces tienes, y esa cualidad de saber que de los pasos siempre se aprende.
La última estrofa genial.
Besets en esta hora de relax… por fin.
Rosa mil gracias por tu tiempo y por estar aquí.Rosa Martín escribió:Vivir y sentir la vida, Silvia, que no es poco.Silvia Savall escribió:Igual que viví en las nubes,
lo hice en el subsuelo de la tierra.
Mi raíz sólida
no supo de cárceles cómodas,
ni de zarzas en los pasos,
ni de una divinidad en los dedos
dispuesto a abrir
la ventana holgada del destino.
Conocí la adolescencia y su hechizo,
el perfume cargado en las venas,
la magia, el desastre,
las tartas, el confort semejante
al sabor de las fresas.
Tan precisa fue la devoción por la carne
asaltando el vitral transparente del corazón,
que permanece en la belleza de dos cuerpos.
Vine al mundo libre
como el sonido del tambor
y abotonando la camisa
de los ancianos.
Tener un manojito de experiencias,
con sus más y sus menos, algo que contar
y si lo haces en poemas, como el tuyo,
narrarás una vida con arte.
Genial, compañera,un placer de lectura.
Un abrazo y feliz semana.
Muchas gracias Enrique.enrique garcia escribió:PRECIOSO POEMA, SILVIA
UN ABRAZO GRANDE
Muchas gracias Ana por tu visita.Ana Muela Sopeña escribió:Un poema lleno de intensidad vital, Silvia:
Una forma muy personal de decir.
Enghorabuena
Un beso
Ana
Lirismo de singular belleza, Silvia! Tuve el privilegio de leerte!Silvia Savall escribió:Igual que viví en las nubes,
lo hice en el subsuelo de la tierra.
Mi raíz sólida
no supo de cárceles cómodas,
ni de zarzas en los pasos,
ni de una divinidad en los dedos
dispuesta a abrir
la ventana holgada del destino.
Conocí la adolescencia y su hechizo,
el perfume cargado en las venas,
la magia, el desastre,
las tartas, el confort semejante
al sabor de las fresas.
Tan precisa fue la devoción por la carne
asaltando el vitral transparente del corazón,
que permanece en la belleza de dos cuerpos.
Vine al mundo libre
como el sonido del tambor
y abotonando la camisa
de los ancianos.
"Vine al mundo libreSilvia Savall escribió:Igual que viví en las nubes,
lo hice en el subsuelo de la tierra.
Mi raíz sólida
no supo de cárceles cómodas,
ni de zarzas en los pasos,
ni de una divinidad en los dedos
dispuesta a abrir
la ventana holgada del destino.
Conocí la adolescencia y su hechizo,
el perfume cargado en las venas,
la magia, el desastre,
las tartas, el confort semejante
al sabor de las fresas.
Tan precisa fue la devoción por la carne
asaltando el vitral transparente del corazón,
que permanece en la belleza de dos cuerpos.
Vine al mundo libre
como el sonido del tambor
y abotonando la camisa
de los ancianos.
Muchas gracias compañero. Un honor que estés aquí.Ramón Carballal escribió:Bellísimo poema. Me ha encantado leerlo. Besos.
Muchas gracias compañero. Un gusto que estés aquí.Carlos Justino Caballero escribió:Lirismo de singular belleza, Silvia! Tuve el privilegio de leerte!Silvia Savall escribió:Igual que viví en las nubes,
lo hice en el subsuelo de la tierra.
Mi raíz sólida
no supo de cárceles cómodas,
ni de zarzas en los pasos,
ni de una divinidad en los dedos
dispuesta a abrir
la ventana holgada del destino.
Conocí la adolescencia y su hechizo,
el perfume cargado en las venas,
la magia, el desastre,
las tartas, el confort semejante
al sabor de las fresas.
Tan precisa fue la devoción por la carne
asaltando el vitral transparente del corazón,
que permanece en la belleza de dos cuerpos.
Vine al mundo libre
como el sonido del tambor
y abotonando la camisa
de los ancianos.
Sinceramente ni sé cómo salen... no miro ni métrica ni ritmo, tal cual...Alejandro Costa escribió:"Vine al mundo libreSilvia Savall escribió:Igual que viví en las nubes,
lo hice en el subsuelo de la tierra.
Mi raíz sólida
no supo de cárceles cómodas,
ni de zarzas en los pasos,
ni de una divinidad en los dedos
dispuesta a abrir
la ventana holgada del destino.
Conocí la adolescencia y su hechizo,
el perfume cargado en las venas,
la magia, el desastre,
las tartas, el confort semejante
al sabor de las fresas.
Tan precisa fue la devoción por la carne
asaltando el vitral transparente del corazón,
que permanece en la belleza de dos cuerpos.
Vine al mundo libre
como el sonido del tambor
y abotonando la camisa
de los ancianos.
como el sonido del tambor
y abotonando la camisa
de los ancianos."
¿De dónde te sacas estas cosas?
Son unos versos magistrales, digno colofón a un poema genial.
Sigues enamorándome.
Miles de besos.
Muchas gracias Ana por tu visita.Ana Muela Sopeña escribió:Versos muy bellos, Silvia:
Un abrazo
Enhorabuena
Ana
Muchas gracias Ignacio. Muy feliz de que te guste.Ignacio Mincholed escribió:Qué bien pintas esa melancólica belleza de cada verso. Felicidades Silvia.
Un abrazo.
Ignacio