Editorial Alaire

Guillermo Cuesta escribió:'Como aún no sé si hay un dios que se declare testigo de mis pautas y litigios
retuerzo mis inicios de poema y digo:

A quien yo se la dé, el alma que ahora es mía
ha de tenerla en su poder y bendecirla
como si fuera suya el ente predispuesto y acordado.
Ni humilde ni sencillo voy, corriendo y corrigiendo
credenciales con título y diploma.
Estoy en mi corriente por debajo de aquello
que vino sin permiso ni premura
a dilucidar por dónde anda mi filosofía
y en dónde para a la vez cumple
la que ya no me pertenece por la sangre.
¿Por dónde empieza el sacral del sacrifico
a dirimir si el cielo espera hacerse fuerte
mientras haya un juego de postín
en cualquier posición que juego duro?
¿Quién enciende la sensación de llama
cuando el frío augura que no hay demonio
que arda en el veneno de cuentos perniciosos
ni que aparezca en traje de coincidencia digna?


A quien yo se la dé el alma será mía mientras
no figure el haber del documento en su poder.
Cuando en el dicho y hecho no hay consignación
sólo debo admitir que no hay propiedad
que en mi se desajuste si descubre que acota el patrimonio.

Ramón Castro Méndez escribió:Muy interesante y hermosamente escrita esta reflexión hecha poema. Saco la conclusión que uno no tiene más posesión que sí mismo. Me ha gustado no solo el quid, sino también el quod de este poema.

un abrazo.