Re: La casa (2.0)
Publicado: Vie, 08 Sep 2017 1:58
Desde la perspectiva evocadora del hombre, proyectas la mirada hacia la niñez en un poema pleno de melancólica belleza.
Saludos, Ramón
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Marimar González escribió:Desde la perspectiva evocadora del hombre, proyectas la mirada hacia la niñez en un poema pleno de melancólica belleza.
Saludos, Ramón
carmen Parra escribió:Retrospectiva al ayer y cuanto de significado ha dejado en ti, me ha gustado mucho y me ha hecho recordar un poema que escribí hace tiempo con mis añoranzas
Un abrazo
Carmen
Rafel Calle escribió:Hermoso trabajo de Ramón.
Hallie Hernández Alfaro escribió:y me permito, indulgente, volver a ser el niño
que nunca alcanzó a ser príncipe
en su imaginado reino de testas coronadas sin cabeza.
Hermosísimo poema, querido amigo; sube hoy para deleite de todos.
Abrazos.
Ramón Castro Méndez escribió:Hay una casa que alentó los días de mi infancia,
que guió mis pasos cuando aún las sombras carecían de pasado.
Hoy vuelvo a esa casa, que fue raíz de mis afectos,
donde perseguí la noche cálida y aventé la bruma de los días.
Ahora permanece vacía llena de recuerdos,
con la oscuridad desnuda ocupando sus espacios.
Ajena a fiestas de guardar y a mesas bien dispuestas,
aún alberga en su interior el latido de un corazón
de invierno gastado en el bullicio del estío.
El tiempo, que arrastra tras de sí sus predicados,
parece haberse detenido en la mudez de los espejos,
en el polvo acumulado sobre los muebles,
en las grietas que ascienden la impávida desnudez de las paredes.
Dejo que se hospede en mis pupilas la huérfana mirada del regreso,
aquel juvenil asombro ante el viento
que acariciaba las flores dormidas y acamaba los orgullosos juncos,
y me permito, indulgente, volver a ser el niño
que nunca alcanzó a ser príncipe
en su imaginado reino de testas coronadas sin cabeza.
Rafel Calle escribió:Tan bello como interesante trabajo, amigo Ramón.
Abrazos.
E. R. Aristy escribió:Ramón Castro Méndez escribió:Hay una casa que alentó los días de mi infancia,
que guió mis pasos cuando aún las sombras carecían de pasado.
Hoy vuelvo a esa casa, que fue raíz de mis afectos,
donde perseguí la noche cálida y aventé la bruma de los días.
Ahora permanece vacía llena de recuerdos,
con la oscuridad desnuda ocupando sus espacios.
Ajena a fiestas de guardar y a mesas bien dispuestas,
aún alberga en su interior el latido de un corazón
de invierno gastado en el bullicio del estío.
El tiempo, que arrastra tras de sí sus predicados,
parece haberse detenido en la mudez de los espejos,
en el polvo acumulado sobre los muebles,
en las grietas que ascienden la impávida desnudez de las paredes.
Dejo que se hospede en mis pupilas la huérfana mirada del regreso,
aquel juvenil asombro ante el viento
que acariciaba las flores dormidas y acamaba los orgullosos juncos,
y me permito, indulgente, volver a ser el niño
que nunca alcanzó a ser príncipe
en su imaginado reino de testas coronadas sin cabeza.
Un poema excelso en todas sus infinitas dimensiones. Te felicito, Ramon Castro Mendez! Un abrazo grande, ERA
J. J. Martínez Ferreiro escribió:Muy bello, Ramón, con perlas como esta
"El tiempo, que arrastra tras de sí sus predicados,
parece haberse detenido en la mudez de los espejos"
Todo un placer de lectura.
Abrazos y salud.