Editorial Alaire

Pilar Morte escribió:¿Bailas?
Me acelero.
Voy sin decir, mientras pienso
que querrás que bebamos levemente los cuerpos vestidos,
rozar la mejilla como el rubor de un pétalo al sol.

Dancemos a ritmo de guitarra,
las cuerdas ardientes que sugieren poemas inmaduros.

La música sigue y se van encendiendo las arterias,
las parejas giran y hablamos sin palabras, libres,
como un corzo recién estrenado.

Las almas se destapan,
habla el roce como una ilusión que perturba,
mientras el diccionario apura verbos nuevos.

Se hace tarde y podemos quedar para proseguir
el glosario de la mirada, las vibraciones mutuas
como nacidas para perdurar.

Esos vuelos persiguen los días,
el sobre que el cartero deja en el temblor.

Irrumpe el ruido del motor sobre el granate del chasis,
es el instante del labio,
la fuga del prejuicio que apaga las hogueras,
y con ellas las dudas, el insomnio en la fría almohada.
Pero la vida empuja al río para que siga su curso.
hacia un templo
de imágenes desnudas.

Pablo Ibáñez escribió:Pilar,

me ha encantado el poema, amiga. Ya te dije en Madrid lo que pienso: que lo estás bordando últimamente.

Un abrazo.

Pilar Morte escribió:¿Bailas?
Me acelero.
Voy sin decir, mientras pienso
que querrás que bebamos levemente los cuerpos vestidos,
rozar la mejilla como el rubor de un pétalo al sol.

Dancemos a ritmo de guitarra,
las cuerdas ardientes que sugieren poemas inmaduros.

La música sigue y se van encendiendo las arterias,
las parejas giran y hablamos sin palabras, libres,
como un corzo recién estrenado.

Las almas se destapan,
habla el roce como una ilusión que perturba,
mientras el diccionario apura verbos nuevos.

Se hace tarde y podemos quedar para proseguir
el glosario de la mirada, las vibraciones mutuas
como nacidas para perdurar.

Esos vuelos persiguen los días,
el sobre que el cartero deja en el temblor.

Irrumpe el ruido del motor sobre el granate del chasis,
es el instante del labio,
la fuga del prejuicio que apaga las hogueras,
y con ellas las dudas, el insomnio en la fría almohada.
Pero la vida empuja al río para que siga su curso.
hacia un templo
de imágenes desnudas.

Rafael Zambrano Vargas escribió:

Pilar Morte escribió:¿Bailas?
Me acelero.
Voy sin decir, mientras pienso
que querrás que bebamos levemente los cuerpos vestidos,
rozar la mejilla como el rubor de un pétalo al sol.

Dancemos a ritmo de guitarra,
las cuerdas ardientes que sugieren poemas inmaduros.

La música sigue y se van encendiendo las arterias,
las parejas giran y hablamos sin palabras, libres,
como un corzo recién estrenado.

Las almas se destapan,
habla el roce como una ilusión que perturba,
mientras el diccionario apura verbos nuevos.

Se hace tarde y podemos quedar para proseguir
el glosario de la mirada, las vibraciones mutuas
como nacidas para perdurar.

Esos vuelos persiguen los días,
el sobre que el cartero deja en el temblor.

Irrumpe el ruido del motor sobre el granate del chasis,
es el instante del labio,
la fuga del prejuicio que apaga las hogueras,
y con ellas las dudas, el insomnio en la fría almohada.
Pero la vida empuja al río para que siga su curso.
hacia un templo
de imágenes desnudas.

Poema hermos´simo para una antología; elegancia,
buen gusto y romanticismo, un lujo de lectura y aprendizaje

Abrazos poeta

Rafael

Ramón Carballal escribió:Muy buen poema, Pilar. Felicidades y un abrazo.

Pilar Morte escribió:¿Bailas?
Me acelero.
Voy sin decir, mientras pienso
que querrás que bebamos levemente los cuerpos vestidos,
rozar la mejilla como el rubor de un pétalo al sol.

Dancemos a ritmo de guitarra,
las cuerdas ardientes que sugieren poemas inmaduros.

La música sigue y se van encendiendo las arterias,
las parejas giran y hablamos sin palabras, libres,
como un corzo recién estrenado.

Las almas se destapan,
habla el roce como una ilusión que perturba,
mientras el diccionario apura verbos nuevos.

Se hace tarde y podemos quedar para proseguir
el glosario de la mirada, las vibraciones mutuas
como nacidas para perdurar.

Esos vuelos persiguen los días,
el sobre que el cartero deja en el temblor.

Irrumpe el ruido del motor sobre el granate del chasis,
es el instante del labio,
la fuga del prejuicio que apaga las hogueras,
y con ellas las dudas, el insomnio en la fría almohada.
Pero la vida empuja al río para que siga su curso.
hacia un templo
de imágenes desnudas.

Guillermo Cuesta escribió:Que bien bailas cuando escribes y que bien escribes cuando bailas. El eritismo fino se hizo fuerte
entre tus sutiles toques y razadura.
un abrazo

Rosa Marzal escribió:Un poema muy logrado, lleno de hallazgos, que me ha atrapado de principio a fin.

Mis aplausos, amiga.

Un abrazo.

Silvia Savall escribió:

Pilar Morte escribió:¿Bailas?
Me acelero.
Voy sin decir, mientras pienso
que querrás que bebamos levemente los cuerpos vestidos,
rozar la mejilla como el rubor de un pétalo al sol.

Dancemos a ritmo de guitarra,
las cuerdas ardientes que sugieren poemas inmaduros.

La música sigue y se van encendiendo las arterias,
las parejas giran y hablamos sin palabras, libres,
como un corzo recién estrenado.

Las almas se destapan,
habla el roce como una ilusión que perturba,
mientras el diccionario apura verbos nuevos.

Se hace tarde y podemos quedar para proseguir
el glosario de la mirada, las vibraciones mutuas
como nacidas para perdurar.

Esos vuelos persiguen los días,
el sobre que el cartero deja en el temblor.

Irrumpe el ruido del motor sobre el granate del chasis,
es el instante del labio,
la fuga del prejuicio que apaga las hogueras,
y con ellas las dudas, el insomnio en la fría almohada.
Pero la vida empuja al río para que siga su curso.
hacia un templo
de imágenes desnudas.

Pero qué bonito escribes mi querida Pilar.
Este poema es precioso de principio a fin.
Sigamos bailando al compás de tus letras.
Gracias.
Abrazos.