Editorial Alaire

Ventura Morón escribió:...

Te lo dije. Te dije que lo haría,
que subiría tan alto, ¡que llegaría!,
que llegaría aún más lejos, ascendiendo como un eclipse que no llega,
pues va sobrevolando cada vez la mirada del mundo...

Y me entró vértigo, ¿ves? me quedé como inmóvil,
con las alas plegadas como la respiración contenida del sueño,
el infinito a las espaldas dándole morada a cada miedo,
los ojos como remos trazando en el aire espumas del olvido.

Iba tan alto, ¿sabes? ¡Iba tan alto!,
dejando atrás, alzando cualquier invierno a la periferia del sosiego,
escalando como lo hace la mañana en el horizonte más sombrío,
que me olvidé de respirar mis emociones, y empezaron a caer
hasta clavar en la tierra mi alma lejos de mi cuerpo que aleteaba perdido.

Este traje de ángel es una armadura de hierro, amor,
flota si la pasión lo impulsa y lo hunden
los rayos del desapego.

Si te preguntan qué fue de mí, cuando te portaba a mi cielo,
diles que allí sigo, ¡y que te llamo!
diles que te llamo aunque me veas arrastrar por el suelo la culpa del descenso,
de descender y desmoronar este universo nuestro
que aún finge ser mío.
.
.
.

Ventura Morón escribió:...

Te lo dije. Te dije que lo haría,
que subiría tan alto, ¡que llegaría!,
que llegaría aún más lejos, ascendiendo como un eclipse que a su pesar no llega,
sobrevolando la mirada del mundo...

Y me entró vértigo, ¿ves? me quedé como inmóvil,
con las alas plegadas como la respiración contenida del sueño,
el infinito a las espaldas dándole morada a cada miedo,
los ojos como remos rotos trazando en el aire espumas del olvido.

Iba tan alto, ¿sabes? ¡Iba tan alto!,
dejando atrás, alzando cualquier invierno a la periferia del sosiego,
escalando como lo hace la mañana en el horizonte más sombrío,
que me olvidé de respirar mis emociones, y empezaron a caer
hasta clavar en la tierra mi alma lejos de mi cuerpo que aleteaba perdido.

Este traje de ángel es una armadura de hierro, flota
si la pasión lo impulsa y lo hunden
los rayos del desapego.

Si te preguntan qué fue de mí, cuando te portaba a mi cielo,
diles que allí sigo, ¡y que te llamo!
diles que te llamo aunque me veas arrastrar por el suelo la culpa del descenso,
de descender y desmoronar este universo nuestro
que aún finge ser mío.
.
.
.

Carmen Pla escribió:Un poema lleno de magnificas sensaciones, Ventura.
Es como habitar por un momento toda una encendida claridad.
Un placer y un fuerte abrazo

Óscar Distéfano escribió:Bellísimo poema alegórico donde es destacable la pasión con que ha sido escrito. El ritmo también acompaña espléndidamente al tema, al desborde del sentimiento del amor. Un poema enigmático pero nunca oscuro. Sólo me resta aplaudirte, amigo.

Un abrazo.
Óscar

Rafel Calle escribió:Hermoso e interesante trabajo de Ventura.

Florinda Escribano escribió:

Ventura Morón escribió:...


.

Hago míos los elogios que te han ofrecido
mis compañeros.. sólo me queda felicitarte pues he disfrutado con su lectura, poeta

Un abrazo Ventura

Julio Gonzalez Alonso escribió:

Ventura Morón escribió:...



Este traje de ángel es una armadura de hierro, amor,
flota si la pasión lo impulsa y lo hunden
los rayos del desapego.

.

Enhorabuena, Ventura. Me quedo en esta estrofa de tu estupendo poema. Abrazo y salud.

J. J. Martínez Ferreiro escribió:Una preciosidad de poema, amigo Ventura.

Y todo un placer de lectura.

Un abrazo.

Armilo Brotón escribió:Muy bella alegoría amigo. Recreas el mito y a mí me haces sentir tu mirada bondadosa desde arriba.
Tú no vas a caer.
Un abrazo.

Marisa Peral escribió:

Ventura Morón escribió:...

Te lo dije. Te dije que lo haría,
que subiría tan alto, ¡que llegaría!,
que llegaría aún más lejos, ascendiendo como un eclipse que no llega,
pues va sobrevolando cada vez la mirada del mundo...

Y me entró vértigo, ¿ves? me quedé como inmóvil,
con las alas plegadas como la respiración contenida del sueño,
el infinito a las espaldas dándole morada a cada miedo,
los ojos como remos trazando en el aire espumas del olvido.

Iba tan alto, ¿sabes? ¡Iba tan alto!,
dejando atrás, alzando cualquier invierno a la periferia del sosiego,
escalando como lo hace la mañana en el horizonte más sombrío,
que me olvidé de respirar mis emociones, y empezaron a caer
hasta clavar en la tierra mi alma lejos de mi cuerpo que aleteaba perdido.

Este traje de ángel es una armadura de hierro, amor,
flota si la pasión lo impulsa y lo hunden
los rayos del desapego.

Si te preguntan qué fue de mí, cuando te portaba a mi cielo,
diles que allí sigo, ¡y que te llamo!
diles que te llamo aunque me veas arrastrar por el suelo la culpa del descenso,
de descender y desmoronar este universo nuestro
que aún finge ser mío.
.
.
.

Lo harás, seguro que sí volarás muy alto, querido amigo.
Siempre tengo la seguridad de encontrar una joya al abrir uno de tus poemas.
Un disfrute total, felicidades y un beso.

Rafel Calle escribió:Tan bello como interesante trabajo de Ventura Morón.