Editorial Alaire

E. R. Aristy escribió:

Alejandro Costa escribió:Desde que llovieron azucenas
se ha desequilibrado la sensación de paz,
el mundo, -complejo, renegado-,
se cierne en una aureola
de rostro impenetrable, de sal y acidez estúpida.

La fuente del equilibrio se ha desecado,
ya nada tiene brillo y nada comparte armonía,
en el infinito se quedaron las lógicas,
la alegría y los cantos de azúcar,
las manos agarradas
y aquellas miradas, tan cómplices, tan hermanas,
que idolatraron el sentir
y alimentaron sentimientos,
más allá de la hipocresía,
más allá de la levedad de las almas,
más allá de los corazones, -falsos, negros-,
más allá de las sombras
y las tormentas, -esas que dañan y no truenan-,
que no mojan y no raptan al sol.

Desde que el viento ignoró su misión,
se antoja dolor,
-ese que invade hasta el más recóndito pasaje-,
que humilla la propia humillación,
y es tan difícil de apartar,
como difícil encontrar antídoto que lo alivie.

¿Cómo creer en aguas reposadas, serenas?
No puedo más que observar su horizonte,
ver cómo se conmueve su espuma viajera,
cómo se altera su fuerza y su rabia,
para explotar contra la roca castigada, indómita,
para anegar la sensibilidad de una playa callada,
la paz sin remos,
y el temor interior de una tierra
ungida y profanada en su regazo.

Y…, es verdad,
llovieron azucenas, crisantemos
y hasta algún pétalo de rosa;
llovieron almas enjauladas,
voces depravadas, y algún suspiro sin aliento;
llovió tu palabra, la mía, y la de aquel,
-que tanto gritó, y tantas otras fue ignorado-;
llovieron súplicas, lamentos,
y hasta alguna lágrima, -seca en verano-,
henchida de mal con las lluvias de otoño.

Ahora…, piensa, sereno, relajado,
¿de qué sirvieron las palabras?
¿las reuniones?
¿los discursos?
¿de qué sirvió luchar, sufrir, morir?

No dejes de mirar al cielo,
la naturaleza sigue enfadada.

Gran poema a una mas grande desilusión. Me conmueve su voz gruesa atascada por las emociones en la garganta, como si se ahogara con el pan de la vida. Pensemos, sintamos. Quizá La gloria sea tomar nuestro elemento humano y encontrar en lo que nos oprime, el sentido de la libertad, entre lo que nos libera, el sentido de las medidas, en lo que nos mata, el sentido de la vida. Un fuerte abrazo, ERA

Rafel Calle escribió:Bello e interesante trabajo, amigo Alejandro.
Abrazos.