Editorial Alaire

Ramón Castro Méndez escribió:Hermoso y pasional soneto. Un placer, como siempre, pasar por tus letras, amigo.

Un abrazo.

Gracias Ramón por tu comentario. el placer de compartir versos contigo es mutuo.
Un abrazo

Hallie Hernández Alfaro escribió:Hermosísimo, diáfano y con clara vocación de luz.

Salud y felicidad.

Gracias Hallie.
Un cordial saludo.

Pilar Morte escribió:Es cierto que el título es una conquista. Me encanta la sinceridad al hacernos cómplices de vuestro amor. Preciosos versos.
Abrazos
Pilar

Gracias Pilar por sentirte un poco cómplice y por tu generoso comentario.
Un abrazo

Guillermo Cuesta escribió:Me uno a los demás y felicito tu soneto que ha encontrado medida y rima suficiente para hacerse con todas las dela ley
merecedor de mis aplausos por vestirte de clásico en la noche apasionada y sensual.

un abrazo

Muy amable Guillermo por tus palabras que vienen de un buen conocedor de la m´étrica clásica y siempre necesaria.
Un abrazo

Un soneto labrado con buen ritmo y frescura. Me ha gustado mucho.

Un abrazo, compañero.

Ocho, dos, ocho, diez y ocho, nueve. Pura cábala engarzada con tu hondo sentir, qué cómo cuento?, qué sé yo, mejor dejarme deslizar por tu canto que siempre me da una alegría.
Un abrazo, compañero

Estimado amigo Armilo, es un soneto encantador, de los que merece la pena guardar en la memoria para algún día de invierno, mientras las llamas crepitan y hacen su juego de sombras, poder recitarlo a la mujer amada. Recibe mis abrazos sinceros y felicitaciones.

Muy bello trabajo de Armilo.

Magnífico, amigo Armilo, ritmo y sensualidad, 3 estrella michelín.

Con trabajos como estos me vas a arruinar, porque no me queda más que aumentar tu cuota de percebes a 2kg.

Yo creo que este poema venía muy al punto en el chat ayer, con esto le cerrabas la boca al pertinaz Txopo o se la abrías en un "Ohhh" que haría aún más endebles sus raíces.

Un abrazo, colega.

Armilo Brotón escribió:

Cuando cierra la noche sus esquinas
bullen en mi bolsillo tus antojos:
el mordisco profundo de los ojos
-piel que masca jornadas clandestinas-
un azogue con suerte de colinas:
remos firmes que baten mis enojos.

Ahuyentar en tu boca los abrojos,
torrente súbito que tú fulminas.

Porque la travesura son tus bragas
cuando se posan sobre mi rodilla. 
El placer de sentirte, mientras plagas
la cocina de risas, me disuelve
en el café, cruasán y mantequilla.
Lo demás es pasado, nunca vuelve.

Hno Renato Vega

Vida por toda la casa, eso veo en tu hermoso soneto erótico, Armilo. Abrazos, ERA