LOS ANIMALES

[J. J. Martínez Ferreiro]

Jerónimo, estás insuperable en este poema, para mí uno de los mejores que te leído, qué ya es decir. Desde ese nuevo giro que has dado a tu poesía, esta entrega que aquí nos dejas es quiza la más madura tanto desde el puro metáforico como desde su ambiciosa temática: esa reflexión evolutiva sobre el origen y transcencia del reino animal, uno más de los cinco grandes reinos de los seres vivos; el depredador por excelencia.

Toda una joya sin duda alguna.

Un abrazo. Nos vemos en Málaga.

[E. R. Aristy]

El hambre, la sed, la pulsión procreadora, el sopor, y, más arriba,
el símbolo puro desmenuzado en símbolos de espuma,
la perentoria insuficiencia que grita en los espacios vacíos, y, más abajo,
el miedo.

Henos aquí los animales, dulcemente torpes.

Hemos surgido de la tierra podrida,
del vértigo de un dios inmóvil,
de la impudicia de la nada.

Hemos logrado transformar la sílice en muros de penumbra.
Hemos sabido disfrazar con fuego la sangre y las semillas.

Cuando la muerte se exhibe, sollozamos;
cuando creemos que se aleja, entonamos canciones.

Hemos crecido amamantados por pechos repletos de insectos confusos, por
exuberantes ubres rellenas de óxido y líquenes.

El hambre, la sed, la elusión del final.
Creced y multiplicaos.
A tientas, a ciegas. Creced y multiplicaos.

Henos aquí los animales, cada cual en su piel, cada cual en su pánico,
cada cual enredado en su maraña de sueños que asfixian como un veneno
agridulce y lascivo.
Esclavos de un designio tan ignoto, tan patente.

Henos aquí los animales, cada cual en su piel, cada cual en su pánico,
cada cual enredado en su maraña de sueños que asfixian como un veneno
agridulce y lascivo.
Esclavos de un designio tan ignoto, tan patente.


El patetismo nos rodea y estrangula la luz que somos en el espiritu. Tu poema da pie a las perennes preguntas de la naturaleza que somos. ¿Qué somos? Un poema fuerte y provocador que estremece con la sentencia del mallete al pronunciarse. Me conmueve y deleita su elocuentes imágenes.

[Alonso de Molina]

qué decir de todo el poema en esta nueva lectura,
subrayar el final, una exposición cruda
que es todo un mensaje, una reflexión a tener en cuenta:



Henos aquí los animales, cada cual en su piel, cada cual en su pánico,
cada cual enredado en su maraña de sueños que asfixian como un veneno
agridulce y lascivo.
Esclavos de un designio tan ignoto, tan patente.



mi aplauso y mi respeto querido poeta


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