Carmen Pla escribió:Me queda ese terrible destino en la estrella,
en la noria que una y otra vez rueda en los ojos sin orilla,
cuando no hay tregua ni un milagro
que haga fluir mis palabras, en un grito lanzado,
reclamando el pródigo deseo.
- Como todas esas cosas que mueren sobre el suelo -.
Entonces, adivino, en los atardeceres,
un inalcanzable café embebido,
el difícil intercambio de callar cien veces, de morderme los labios,
y, de callar aún mas, en todo lo que nombre y refleje tu imagen sola,
sensitiva, en la blanda penumbra con el sabor de tu piel en mi boca.
Te doy la fe de mis pies, entre la indiferencia del árbol y su nebulosa,
la disolución de sentir en mi, todo el charol del tiempo,
y callar y callar, y morir, todo lo que una vez fue mío.
Aún reclamo el pájaro, las raíces
y aún exijo y nombro mi canto, el heroico vivir, ávidamente nueva,
yo que te quiero tan libre; - dulce, inhóspito y remoto -.
Ahora que los días ya comienzan, de un modo diferente,
insólito o feliz, el aire amanece ordenando sobre la mesa mariposas,
en todos los pedazos de noche que desnudé,
dibujando el mundo, sorteando alondras,
un piano en un hondo pozo,
un arpa encendida con reflejos, que ya nada reflejan,
excepto tú, un día más, preguntando por ti.
Lo único que desaparece a La Belleza es la muerte de un gran amor. Me conmueven tus bellos versos, Carmen. Abrazos, ERA