Óscar Distéfano escribió:
Morir en tu fuego
Anoche te embrujé con las luciérnagas divinas.
Mis manos, desatadas y viriles,
invadieron tu dicha constelada.
Gravitante tu boca, rojiza pulpa mineral,
desbordaba futuro;
y mi presente, con su ardor en fuga,
parecía incendiar el infinito.
Devoto en la fogata de tus labios,
en los rescoldos de tu piel,
en el tacto quemante de tu cuerpo,
hasta el alba sufrí
el regocijo de los mártires.
e
Tu poema, Óscar, me resulta antológico, por sus metáforas, sus imágenes y su ritmo inmaculado. Lenguaje propio, de "autor", para releer y saborear. A mí me ha gustado mucho. Cuando el poema es de altura como en este caso, su extensión, a mi modo de ver, se agranda con su propia simplicidad, porque el "objeto" poético muestra de mejor modo el carácter poliédrico de su palabra.
Mi felicitación y aplauso, amigo.
Recibe un gran abrazo.
Felipe.