Jerónimo Muñoz escribió:
ATAVISMO
Era en aquellos tiempos en que yo
andaba en la treintena de mis años.
Caminaba por sendas pedregosas
que solo subsistir me permitían,
a pesar de mis ansias de canciones
y de mi amor por las montañas altas.
Iba a veces a casa de mis padres
y mi madre, postrada en su sillón,
elevaba sus brazos hacia mí,
me asía por la espalda y por el cuello
y me besaba fuerte en las mejillas.
Mi padre, en su rincón de olvidos,
me preguntaba y yo le mentía luces.
Y así una vez y otra, hasta que un día
dejé de ir a casa de mis padres
porque ellos se habían ido hacia el silencio.
Ahora que duplico aquella edad
echo de menos los besos de mi madre,
y el amor de sus manos en mi cuello.
Y echo de menos a aquel anciano triste
al que engañaba con mis grandes éxitos.
Cuando mis hijos vienen a mi casa
les doy besos de vida y de ilusión
y simulo creerme sus mentiras.
Para mi gusto, un poema de verso blanco completo, de exquisita factura. Posee el atractivo de la forma de relato, del rescate de una realidad histórica, de una autobiografía (aunque pueda ser totalmente producto de la imaginación) muy creíble, de la cual nace la magia de la poesía. El ritmo endecasílabo bien armado, bien estructurado, un remate feliz, propio de los poetas que se juegan, que se adentran con valentía en las cavernas de la intuición, la aparente sencillez del argumento que, sin embargo, posee sus rayos polisémicos, ese pensamiento que queda flotando en la conciencia, una realidad sensorial que uno adivina y lo hace suyo. Demás está decir que me ha gustado mucho (lo vengo leyendo varias veces).
Un saludo fraterno, amigo.
Óscar