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No amor, nunca.Tigana Nelson escribió:Gracias por subir el poema con voz.
¿Crees que alguien con un pasado intenso se conformaría con un tiempo de margaritas?
Beso.
...Ya me parecía a mí.Armilo Brotón escribió:No amor, nunca.Tigana Nelson escribió:Gracias por subir el poema con voz.
¿Crees que alguien con un pasado intenso se conformaría con un tiempo de margaritas?
Beso.
Se las come por si tienen algo de afrodisiaco. Experimenta el sabor del pasado, deglute el presente y se ríe del futuro; como sólo los audaces beben del placer.
Ni margaritas ni nada que adormezca la capacidad de gozar la vida.
Un beso, así, en particular, para ser mañana otro; único en una calle de cualquier parte del mundo. Puede ser Alejandría.
Fantástico. Son versos de poemas que hemos gozado mucho hablando de las calles. Ellas son el libro abierto sobre el que componemos nuestra vida. Nos ven pasar, las saludamos. Unas veces con prisa, otras de la mano de alguien que nos besa en un rincón. Duendes las habitan como a los bosques y nos llevan de la mano hasta el espejo. En sus conchones queda la energía del tiempo como en Altamira los bisontes.Tigana Nelson escribió: ...Ya me parecía a mí.
Prefiero esas calles, en cuyas esquinas se adivina un perro orinando, funambulistas sin alambre, barrenderos que me hablan a las y tantas o gente que se ha bebido la noche entera y que se han envuelto en ella manto a manto. ¡Calles con vida!
Adormecer, no. Pero estimular...
Me asustan las calles de plastiquillo, sin una mota de polvo. ¡Ufff!
Ya sabes que no se me dan bien los besos, soy algo arisca.
Beso.
Gracias Ventura por este enjundioso comentario. Es un despliegue de imaginación alrededor de esas calles que veo nos gustan a los dos.Ventura Morón escribió:Esas calles que transitan el recuerdo, se dibujan quizás tambien desde lo que pudieron ser, si pudieran haber atrapado las huellas que deambularon quizás perdidas, pero aferradas al instante mismo en el que se volvían pasado. Quedan, quedan y se instalan, se vuelven vacío en las venas, atravesadas por las sombras que las empujaron hacia un olvido inconsistente, por imposible.
Son un plano. Un plano que dibuja un camino de vuelta, una deriva, para la que quizás, baste con reconocer el vaso que se escancia desde los ojos, que intermitentes, dejan en la noche resoplidos de aquellas estrellas.
Un placer venir Armilo. Me ha gustado mucho
Abrazos
Armilo Brotón escribió:Desde el Evaristo Corumelo.
La carne es yerba
Manuel VicentLo que suceda en las calles que no existen tampoco creo que deba tener nombre, sólo tus sueños son hierba, -no te importe ser nada, que nunca hayas existido fuera de mi pensamiento-. ¡Por ellas sólo transita incordura, músicos sordomudos, bestias bicéfalas, los que mueren resfriados como perros ladrando cada viento que pasa. Los oscos y sublimes, los groseros que arañan algún coño buscando olor a brea, los que se masturban en la calle, a la vista de todos masticando el silencio. Podría surcar otras carnes, otras cañadas de margaritas y adormideras, sin ese pasado vulgar e inmenso que tus pulmones redimen, pasto rumiante, como la mandrágora de los viejos druidas ahora cloacas de muerte donde las rocas transitan. Sí, podría hacer de ti otra persona sin memoria, sin un trazo definitivo, como esas calles que entre sus farolas vomitan esquinas. ¡Necesito cinismo para llorar hombros ausentes de luna, caderas sin esqueleto que sangren mi costado! Hablo de mi, ente patético, borracho en mis lunas llenas. Lloro no haber tenido el valor de vender barata mi carne, mi sangre, en esas calles que sólo viven dentro, como el silencio en sus últimos rescoldos. Bebe, cuando nada es preciso, sólo si tu quieres.emPerro
Gracias ERA por tus amables y generosas palabras.E. R. Aristy escribió:
Sí, podría hacer de ti otra persona sin memoria,
sin un trazo definitivo,
como esas calles que entre sus farolas vomitan esquinas.
¡Necesito cinismo para llorar hombros ausentes de luna,
caderas sin esqueleto que sangren mi costado!
Creo que llevas tiempo perfilándote como poeta y aquí estas dando la cara. Me gustan tus estilos. Un abrazo, ERA