Aquí dentro

[Rafel Calle]

Muy bello poema de Manuel.

[M. Sánchez]

Amigos, un millón de gracias a todos por vuestros comentarios.

Un fuerte abrazo.

[Gonzalo Martínez]

.

Pues si Manuel, aquí dentro de tu poema hay profundidad de pensamiento, hay tenura y hay poesía, mis aplausos

Un fuerte abrazo, Manuel

gonzalo

[Carmen López]

Qué oscuro está aquí dentro, madre.
Y qué extraña humedad la de los ojos
al ver como un anciano
coloca en un estante viejas sombras inútiles.
Sigo sin entender
ese largo discurso que utiliza el valor
para justificarse. Las razones metódicas
que cruzan las montañas
y van a descansar, celosas, en los brazos
de un pensamiento insomne.
Tú me dijiste algo
referente a lo fácil que es herir al silencio
cuando se está tan solo, y ahora yo me pregunto
la vida con palabras
y vuelco aquel verano
que he guardado en mí mismo.
Quizás alguna tarde pasajera
quiera extender su música balsámica
sobre el pecho, aún templado, y afloje el mar
que vino a disolverme.
Madre, no me sigas mirando de esa forma.
Para todo me escondo
si no me das la mano. Me rodean las frases de una vida pasada
y el niño está conmigo, y conoce
esa fría conspiración del tiempo que no permite verte.
Bajo esta ropa existo y tú no me recuerdas
porque la lejanía enloquece las cosas.
No me encuentro completo
para casi morirme.

Es un poema soberbio, Manuel, poesía de la que llega al lector, te aplaudo hasta que me duelan las manos. Un gusto siempre leerte. Este poema, amigo mío, es uno de los mejores que te he leído, puro sentimiento.

Un abrazo grande.

Carmen

[M. Sánchez]

.

Pues si Manuel, aquí dentro de tu poema hay profundidad de pensamiento, hay tenura y hay poesía, mis aplausos

Un fuerte abrazo, Manuel

gonzalo

Muchas gracias por tus palabras, Gonzalo.
Un fuerte abrazo.

[M. Sánchez]

Qué oscuro está aquí dentro, madre.
Y qué extraña humedad la de los ojos
al ver como un anciano
coloca en un estante viejas sombras inútiles.
Sigo sin entender
ese largo discurso que utiliza el valor
para justificarse. Las razones metódicas
que cruzan las montañas
y van a descansar, celosas, en los brazos
de un pensamiento insomne.
Tú me dijiste algo
referente a lo fácil que es herir al silencio
cuando se está tan solo, y ahora yo me pregunto
la vida con palabras
y vuelco aquel verano
que he guardado en mí mismo.
Quizás alguna tarde pasajera
quiera extender su música balsámica
sobre el pecho, aún templado, y afloje el mar
que vino a disolverme.
Madre, no me sigas mirando de esa forma.
Para todo me escondo
si no me das la mano. Me rodean las frases de una vida pasada
y el niño está conmigo, y conoce
esa fría conspiración del tiempo que no permite verte.
Bajo esta ropa existo y tú no me recuerdas
porque la lejanía enloquece las cosas.
No me encuentro completo
para casi morirme.

Es un poema soberbio, Manuel, poesía de la que llega al lector, te aplaudo hasta que me duelan las manos. Un gusto siempre leerte. Este poema, amigo mío, es uno de los mejores que te he leído, puro sentimiento.

Un abrazo grande.

Carmen

Carmen, no me gustan nada los poemas sentimentaloides. Espero que este no haya dado esa impresión.
Muchas gracias por todo, amiga.

Un abrazo muy fuerte.