Isabel Moncayo escribió:Marisa, he entrado varias veces a leer tu poema, pero no veo nada, ha de ser cosa del editor y al ver que hoy has respondido un comentario he vuelto a entrar, pero sigo sin leer. Oye que mi vista va a menos pero para tanto no será, digo yo ...
Un besín y volveré cuando lo hayas reeditado..
---
Me salto el turno de respuestas para pegar el poema, porque a mi me pasa igual, desde que se ha cambiado la página no lo veo editado.
Gracias Isabel, por tus palabras pero sobre todo, por tu presencia.
Un beso grande, grande.
Vuelvo de allende los montes,
vuelvo de mirar...
y de no querer mirar
de acariciar,
de regar lirios y gitanillas,
de hablar sin saber si me escuchan,
de callar... y de inventar,
de acariciar,
de vestir y desvestir,
de administrar placebos cada 8 horas,
de llorar y dismular,
de cortos y lentos paseos,
tan lentos como interminables,
de acariciar,
de no entender por qué...
de besos, los interminables...
los besos lentos y las manos,
siempre las manos.
Sus manos.
Vuelvo sin pretensiones
ni equipaje,
sólo rescatando-me,
porque agosto y la distancia
nos cambia la perspectiva del paisaje,
nos muestra la cruda realidad
y advierto que, incluso antes del otoño,
como las hojas
caigo.
Vuelvo a septiembre,
rescatando-me,
intentando recuperar la mirada
y las gafas de sueños imposibles.
---
MAR - 01/09/05
Nota: Este poema lo escribí hace casi 10 años y salió así, del tirón.
Volvía de pasar las vacaciones cuidando a mi madre, enferma de Alzheimer.
Fueron años muy duros.
Ella ya no está, nos dejó en enero de 2010.