Editorial Alaire

Manuel Sánchez escribió:Cuando la noche atrapa en sus salones
a una mujer de largo,
y en las copas no cabe más champán
que el perfume a dos cuerpos que se quieren,
a boca intervenida,
alguien le pide un taxi a la esperanza
para las tres y media,
hora en la que la vista
pesa como una tumba de basalto.

Un último violín
intenta detener la eternidad
y se acumulan restos de universo y palabras
sobre las miserables aceras del deseo.

La música dormida,
una espiral de tiempo transparente,
la fórmula descrita en muchos años.
Se despiden las luces con brillo arrojadizo,
ya no habrá más noticias de la luna.

Miradme cómo espero solitario
con el cuello subido del gabán
mientras quiero recordar cómo se dice
que no hay horas suicidas
sino hombres que prefieren no estar vivos.

María José Honguero Lucas escribió:Fantástico!, menudo cierre, te he imaginado a lo Bogart, te lo juro.
Me ha encantado, Manuel, eres grande.
Un abrazo

curra anguiano escribió:Un último violín
intenta detener la eternidad
y se acumulan restos de universo y palabras
sobre las miserables aceras del deseo.


Manuel que bien escribes ....
ese ultimo violin

besos

Curra

F. Enrique escribió: Vuelvo a leer un poema tuyo, Manuel, y como tantas otras veces me reafirmo en las causas por las que tengo tanta querencia a tu poesía; esa forma constante de captar la atención, esa huida voluntaria de los tópicos para buscar un mundo propio, ese ritmo manejado con soltura. Dentro del excelente tono de todo el poema me gusta especialmente la última estrofa.

Un abrazo.

Pilar Morte escribió:Magnífica tu poesía, amigo Manuel, con ese tinte cálido y culto de cada verso. Felicidades
Besos
Pilar

Yosvani Oliva Iglesias escribió:Mucho poema Manuel, me ha dejado usted atascado en esta pagina mas de media hora leyendo y releyendo. Lo he disfrutado muchisimo, un abrazo.

E. R. Aristy escribió:

Manuel Sánchez escribió:Cuando la noche atrapa en sus salones
a una mujer de largo,
y en las copas no cabe más champán
que el perfume a dos cuerpos que se quieren,
a boca intervenida,
alguien le pide un taxi a la esperanza
para las tres y media,
hora en la que la vista
pesa como una tumba de basalto.

Un último violín
intenta detener la eternidad
y se acumulan restos de universo y palabras
sobre las miserables aceras del deseo.

La música dormida,
una espiral de tiempo transparente,
la fórmula descrita en muchos años.
Se despiden las luces con brillo arrojadizo,
ya no habrá más noticias de la luna.

Miradme cómo espero solitario
con el cuello subido del gabán
mientras quiero recordar cómo se dice
que no hay horas suicidas
sino hombres que prefieren no estar vivos.

Me gusta esta voz, Manuel, tienes muchas, aqui la magia es arriesgada, es quizás un segundo temerario tocando el velo de la eternidad? Jalarlo y descubrir su desnudez para calentar el frío del alma. Te felicito, poeta. E. R. Aristy

J. J. M. Ferreiro escribió:Muy bueno, amigo Manuel, con ese estilo que te caracteriza en la comunicación directa de lo sentido, pero siempre con esas herramientas tan tuyas, la belleza innata de instante resaltado por un lenguaje poético de gran brillantez.


Un abrazo.

Tigana Nelson escribió:¡Uf! Cómo me gustan tus poemas, Manuel. Te has marcao un "sarao" a esa hora en la que los codos andamian la vista cansada. La mejor hora, amigo. En la que se deshilvanan los pudores.

Cuando la noche atrapa en sus salones
a una mujer de largo,
y en las copas no cabe más champán
que el perfume a dos cuerpos que se quieren,
a boca intervenida,
alguien le pide un taxi a la esperanza
para las tres y media,
hora en la que la vista
pesa como una tumba de basalto.

Tremendo ese comienzo, amigo.
Salud.