Óscar Bartolomé Poy escribió:
No fue el viento ni el azar
ni el embeleco del peyote.
Ni el crepitar de las horas llanas
en el alféizar de la nuca.
No fue, tampoco, un batiente de lobos
ni una jauría de lágrimas.
Todo se consumió en un puerperio de colores.
El cielo se acuclilló como una luna sin calafate
o un bibelot oriental.
La pupila se adensó en una lubricidad compacta y febril,
dura como el lapislázuli.
Los dedos se ramificaron por el arco de la espalda
en dendritas de estramonio, ondulantes crines
de caballo en un violín de hielo.
Las nubes dibujaron una aleta azul de ultramar
en su piel de faquir, y la lluvia borró los números
escritos en la palma de la mano
y los tatuajes de dragones japoneses.
Los matices del negro se atornillaron entre sí,
como una lazada estéril o un tragaluz carnoso.
El alfil bajó la cremallera de la duna y la lengua
chasqueó como un buril o un lagarto en el terrario,
estirando su cola larga y prensil, de un verde cilíndrico.
Los fuegos repoblaron las mejillas, tan pálidas
y oleosas que resbalaban por la médula,
y luego vibró una pesquisa en el órgano
con la travesura del clarín.
La rosa se desenroscó las falanges, una a una,
y luego abrió su flor de caramelo al beso candente,
acariciador y disoluto que la acuchillaba –más, más adentro–,
y por ahí entraron a borbotones rayos y dédalos,
esquifes y canoas, con el amago esmeralda del agua,
estallando, por fin, en una colación,
todo mar y todo vida.
Bueno Óscar, abrir tus poemas es descubrir un universo mágico y resulta complicado escoger estrofas, versos, palabras porque todo es necesario.
Me encantan las sinestesias

No te conozco, es cierto, pero tampoco conocí a Salinas, Aleixandre ni a Ángel González, mucho menos a Lorca o a cualquiera otro de los grandes y creo que no es necesario conocerlos, conocerte o conocer a ninguno de los compañeros de Alaire para saber si su poesía te gusta o no.
Es un placer venir a tu ventana.
Abrazo.
¿Cómo puede vibrar una pesquisa? Jajajaja