Raul Muñoz escribió:Qué puedo decir, sintiéndome tan honrado y reconocido. Es mucho, y mucha la responsabilidad mía como escritor de poemas, que una poetisa de tu altura intelectual, poética y moral, me dedique este poema mágico y alquímico, al tiempo que, poderosamente arraigado en su articulación de forma y contenido; y en su responsabilidad con la palabra y el arte, que, como bien señalas, van a la par de la trayectoria del artista: una persona en desarrollo, comprometida.
Puedo decir que siento haber llegado a puerto y que me toca pensar en el viaje. Lo primero, la calma y el sosiego, la clara percepción de que hay otro más, dispuesto a acompañar; no está uno solo cuando llega el momento de amarrar; volver la vista y contemplar los posibles caminos que se abren de continuo, porque, si bien, llegamos a puerto, el viaje continua: vamos de puerto en puerto. Y ahí estoy, querida amiga, tras tres años escribiendo lo más silvestre, la urgencia, porque urge aliviar el dolor. Creo que el alivio del dolor es compartirlo; solo necesitamos alguien que este ahí, pueda recibir ese dolor y asentir, sin juzgar; sólo reconocer: decir sin palabras -ahora sé que te duele. El dolor se disuelve como una pastilla, si es acogido; tal es la labor de la matriz: la mente nutricia de la madre, que apuntala los cimientos de la psique.
Esto pretendía con mis primeros poemas, tan desgarrados y viscerales. Te puedo decir que los he presentado, más allá del foro, y por lo general ha habido una fuerte resistencia, indiferencia y silencios: no queremos escuchar, nos defendemos ( y me incluyo ). Resulta de una falta de responsabilidad moral, con respecto a nosotros mismos y los otros. Tras encontrar el vacío se ha incrementado el dolor: me encuentro en una encrucijada. Solución, posibles salidas: de momento, me inclino a la labor de caminar en solitario, pero con los pies en el suelo, es decir, con ese dolor tengo que hacer algo útil. En eso estoy, no puedo cambiar las respuestas de los otros, sólo puedo incidir sobre mí; ser mi propio arquitecto. Y esto son palabras mayores, en poesía, muy pocos llegan a volar sin caer. Esto lo aprendo con grandes autoras como tú: tengo una responsabilidad en cuanto a la labor de creación y el lenguaje se refiere. Y por esta lección te estaré siempre muy agradecido.
Qué puedo decir de este poema y en general tu poesía, la que he ido conociendo. Se me ocurre decir, con mis limitados conocimientos, que están en lo místico y la espiritualidad. Pero en tu caso, muy depurado y bien pulido el diamante. No puedo saber dónde te hallas, solo veo destellos. En este caso, empiezas con una cita de un poeta coreano. Lo miré en la Wikipedia. De entrada ya me llamó la atención cosas como... un niño vagabundo de ochenta años... no conozco a este autor pero quiero conocerlo. Qué encuentro en tu poema: la belleza de lo vulnerable, pero qué terrible, al mismo tiempo, esa fragilidad de caer al vacío o estar a la merced de otros; retornar como un trago amargo, venir al mundo desnudo, totalmente dependiente. ¿ Cómo compaginamos este sentir con estar seguros ? ¿ Cómo confiar ciegamente y saber que no te salvas ?
Por otra parte, la Mandorla, símbolo espiritual.
¿ Qué siento al leer tu poema?
Bebo el trago amargo de la leche
y encuentro la paz del almendro:
regreso a tus brazos, floreciendo
por tus ojos: mi única primavera.
Mi agradecimiento y admiración, Era
Con tu poema, destapamos la flor
Recibe mis abrazos, querida amiga.
Acabo de regresar de una larga caminata. Mi observación, Raúl, querido amigo, es que al menos que un poeta o cualquier otro artista, se disponga a auto-promocionarse, a unirse a círculos poéticos, a unirse a movimientos socio-políticos, a ser un partícipe en todo el sentido de la palabra, de ese/a poeta no se va a saber nada.
Mi hermano Carlos y yo hemos tocado éste tema varias veces al través de los años. Entonces vemos a poetas/artistas que por el mero hecho de tener unos cuantos poemas, o cantan bonito, o tienen buena presencia, o simplemente estén enamorados de la fama, y la supuesta "gloria" que supuestamente gozan los poetas/artistas, ellos se apresuran a auto-promocionarse.
Hay casos tan inverosímeles como un poeta llamado Jorge Lemoine, quien llegó a los extremos del plagio, y consiguió hacerse notorio en en la internet.
Siempre ha habido el amiguismo y el código secreto (coverto hasta por ellos mismos) de los encomios desmesurados, y muchas otras alabanzas y "apoyo" .
También existe quienes concientemente "eliminan la competencia". Lo hacen con no edificar, ni admitir el talento de otros, inclusive tienden trampas para que se caigan...todas éstas cosas ocurren en forma encubierta, porque si hay algo que el malhechor proteje en cualquier círculo, es su fachada.
Todo eso ocurre en la vida. En todos los campos, de muchas formas.
Pero quien tenga una lámpara mental en medio de la oscuridad, los buenos consejeros le dicen que no se debe poner debajo de la cama, o en un armario, esa lámpara mental (mente y corazón) debe ponerse en un lugar alto para que ilumine, y así poder ver donde se está, y la salida. La salida es de lo que tú me hablas, Raúl.
Salir a la luz, y ser. Ser quien uno es. En cuanto al tema del poeta, y de ser aceptado, admirado, respetado, conocido, ilustre, erudito, y demás yerbas alucinogénicas, eso a mi me da un pepino. A propósito, Raúl, ERA no es de ninguna" altura intelectual", ni niguna poeta reconocida. Y no es falsa humildad, mi amigo. Mi vida diaria y sus eventos reales y surreales atestiguan de que soy una ciudadana del mundo con los pies sobre la Tierra, y con serios dolores y padecimientos. Ahora sí, como tú, soy una pensadora, una participante y observadora de todo lo que ocurre....vulnerable siempre, como dices que encuentras ese tema de la vulnerabilidad en Floración del almendro. Es verdad, pero como tú, muy valiente, creo que mientras mayor el miedo, terror, adversidad, inseguridad, mayor es mi fe.
No precisamente cuestión de religión, Raúl, más bien de sinceridad. De los cientos de poemas que leo, se filtró a mi subconsciente tu flor de nieve, y se hizo un diálogo dentro de mí contigo. Encontré autenticidad, en tu poesía, y he querido concientemente apreciarla. Fíjate que somos los dos unos desconocidos, jajajajajajja, unos caminates sin meta, unos extranjeros en las manipulaciones de las imagenes...ésto último lo digo porque nos hemos dejado ver tal cual somos, donde estámos, con la ropa que tengámos, con los versos que nos expresamos.
Un amigo poeta Francisco Enrique León me ha querido regalar un libro, el cual espero con gran entusiasmo. Esos intercambios como los que estamos teniendo tú y yo, me parecen lo más natural, y lo más propicio para edificarnos con sinceridad, para deleitarnos de nosotros y de nuestras ocurrencias y otros pensamientos. Me gusta que sea así en todo, natural.
Que tu lámpara brille en alto, y siga consciente de dónde está y hacia dónde quiere seguir en ésta oscuridad, en todas las incertidumbres. Recibe un afectuoso abrazo. Roxane (
ERA)