Editorial Alaire

Felicidades Bruno, me gustó mucho el poema.
Un abrazo, compañero.

Miguel Ángel, gracias por tu lectura. Abrazos.

Virgina, ah, claro, como lo puse en mayúsculas y con signos de admiración chutaste al centro de la portería, y como yo soy de los que se tiran a un lado sí o sí, no me vayan a dar un pelotazo, pues gol, claro. Ésta vez sí te lo puse a huevo. Ahora imagina que el dolor fuese un mensajero, y que bastase con gritar de dolor para que el dolor se fuese. El que más aguantase en silencio sería el que mejor escucha lo que el dolor quiere decirle. Ahora que lo pienso no se podría salir a la calle, todo el mundo gritando. Abrazo grande y mi gratitud.

Rosa, sí, pero cómo duele, cuando se va haciendo nítido, nítido, como si la nitidez fuese un proceso de cristalización de la piel. El silencio es una cosa muy extraña, a mí a veces me parece un ente, una entidad, alguien. Un fuerte abrazo para ti, Rosa, y gracias siempre por tu presencia.

Precioso poema que condensa el silencio. Resulta muy dificil hacernos una idea del silencio; me pareció muy sugerente el grito de afirmación, tras el cual se aleja el silencio. Parece como si todo se tratara de alejar algo, o alejarnos de algo, solo así vivimos.

Fue un placer de lectura, Bruno, de las que hacen sentir y pensar.

Un abrazo.

Raúl, aprecio mucho tu sensibilidad.Es cierto, vivir es alejarse y perseguirse.Abrazo grande.

Un bello y profundo poema, cuya verdad se puede aplicar a la vida misma, a esa manera de agradecer por lo que ya casi perdíamos y la forma en que sabernos despojados potencia todo lo que tenemos y no habíamos visto, pero también se aplica a la escritura, a la voz propia que surge cuando se abre el pecho para ser nosotros mismos, después de que nos habíamos perdido. Gran dedicatoria también. Aplausos y abrazos sinceros estimado amigo y poeta.

Bueno, Gerardo, me has conmocionado, porque es lo que defiendo, es la vida misma, escritura y vida son lo mismo, así me va a mí, por eso me va como me va. Muchas gracias. Abrazo grande.

*...Ahora imagina que el dolor fuese un mensajero... El que más aguantase en silencio sería el que mejor escucha lo que el dolor quiere decirle. *

¡Qué interesante y acertado planteamiento!

Son pseudoaforismos para pasar el día. Pero me pone muy contento verte, Virginia. Abrazo grande.