Publicado: Vie, 17 Oct 2014 18:47
Me encantó tu poema, Raul.
Un abrazo.
Un abrazo.
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Raul Muñoz escribió:Eres un copo lúcido y transparente,
el recuerdo que flota en mi aliento,
y agita sonajeros de escarcha enajenada.
Eres el tiempo que se detiene,
el ángel cercano que bate sus alas,
y llora sobre mi pecho de nieve.
Derrites la noche y su polvo,
caen los tibios satélites amarillos;
y en el campo santo de mis ojos
descansan los caballos abatidos.
Musitas aletargadas ternuras,
acariciando el blanco y suave follaje;
y flameas dormidas campanillas,
levantando pesadas brumas de soledad.
Ya me queda poco tiempo,
elevan los bancos de niebla
sus corazones de hielo y arena;
cae la cerámica del silencio
en el llanto triste de la mañana.
Se apacigua mi desasosiego.
Los macizos terrones de tierra
bajan por los cabellos del agua,
perfumados en su leve murmullo.
Sobre el ramaje verde de los besos
descansa la asombrada lechuza,
luce su taciturno camisón de seda,
y duerme el callado sueño eterno.
Raul Muñoz escribió:Eres un copo lúcido y transparente,
el recuerdo que flota en mi aliento,
y agita sonajeros de escarcha enajenada.
Eres el tiempo que se detiene,
el ángel cercano que bate sus alas,
y llora sobre mi pecho de nieve.
Derrites la noche y su polvo,
caen los tibios satélites amarillos;
y en el campo santo de mis ojos
descansan los caballos abatidos.
Musitas aletargadas ternuras,
acariciando el blanco y suave follaje;
y flameas dormidas campanillas,
levantando pesadas brumas de soledad.
Ya me queda poco tiempo,
elevan los bancos de niebla
sus corazones de hielo y arena;
cae la cerámica del silencio
en el llanto triste de la mañana.
Se apacigua mi desasosiego.
Los macizos terrones de tierra
bajan por los cabellos del agua,
perfumados en su leve murmullo.
Sobre el ramaje verde de los besos
descansa la asombrada lechuza,
luce su taciturno camisón de seda,
y duerme el callado sueño eterno.
Musitas aletargadas ternuras,
acariciando el blanco y suave follaje;
y
flameas dormidas campanillas,
levantando pesadas brumas de soledad.
Gracias por tu lectura. Me alegro que te gustara.MMartinezGo escribió:Me encantó tu poema, Raul.
Un abrazo.
Muchas gracias amigo,Gonzalo Martínez escribió:Raul Muñoz escribió:Eres un copo lúcido y transparente,
el recuerdo que flota en mi aliento,
y agita sonajeros de escarcha enajenada.
Eres el tiempo que se detiene,
el ángel cercano que bate sus alas,
y llora sobre mi pecho de nieve.
Derrites la noche y su polvo,
caen los tibios satélites amarillos;
y en el campo santo de mis ojos
descansan los caballos abatidos.
Musitas aletargadas ternuras,
acariciando el blanco y suave follaje;
y flameas dormidas campanillas,
levantando pesadas brumas de soledad.
Ya me queda poco tiempo,
elevan los bancos de niebla
sus corazones de hielo y arena;
cae la cerámica del silencio
en el llanto triste de la mañana.
Se apacigua mi desasosiego.
Los macizos terrones de tierra
bajan por los cabellos del agua,
perfumados en su leve murmullo.
Sobre el ramaje verde de los besos
descansa la asombrada lechuza,
luce su taciturno camisón de seda,
y duerme el callado sueño eterno.
Amigo Raul, pero cómo me gustan tus poemas lenos de sentimientoy ternura, te feliito aigo
Un fuerte abrazo
Gonzalo
Me alegro de tu paso, Virginia.Virginia Nas escribió:Bueno pues yo también he pasado por aquí
Gallardo Chambonnet escribió:Raul Muñoz escribió:Eres un copo lúcido y transparente,
el recuerdo que flota en mi aliento,
y agita sonajeros de escarcha enajenada.
Eres el tiempo que se detiene,
el ángel cercano que bate sus alas,
y llora sobre mi pecho de nieve.
Derrites la noche y su polvo,
caen los tibios satélites amarillos;
y en el campo santo de mis ojos
descansan los caballos abatidos.
Musitas aletargadas ternuras,
acariciando el blanco y suave follaje;
y flameas dormidas campanillas,
levantando pesadas brumas de soledad.
Ya me queda poco tiempo,
elevan los bancos de niebla
sus corazones de hielo y arena;
cae la cerámica del silencio
en el llanto triste de la mañana.
Se apacigua mi desasosiego.
Los macizos terrones de tierra
bajan por los cabellos del agua,
perfumados en su leve murmullo.
Sobre el ramaje verde de los besos
descansa la asombrada lechuza,
luce su taciturno camisón de seda,
y duerme el callado sueño eterno.RAFAEL UN PLACER PASAR POR TUS VERSOS... APRECIADO YEXCELSO POETA TE ENVÍO UN ABRAZO FRATERNAL HASTA, BARCELONA... GallnnetMusitas aletargadas ternuras,
acariciando el blanco y suave follaje;
y
flameas dormidas campanillas,
levantando pesadas brumas de soledad.
Gracias Rafael, amigo, me alegra que te guste.Rafel Calle escribió:Hermoso poema de Raul.
Raul Muñoz escribió:Eres un copo lúcido y transparente,
el recuerdo que flota en mi aliento,
y agita sonajeros de escarcha enajenada.
Eres el tiempo que se detiene,
el ángel cercano que bate sus alas,
y llora sobre mi pecho de nieve.
Derrites la noche y su polvo,
caen los tibios satélites amarillos;
y en el campo santo de mis ojos
descansan los caballos abatidos.
Musitas aletargadas ternuras,
acariciando el blanco y suave follaje;
y flameas dormidas campanillas,
levantando pesadas brumas de soledad.
Ya me queda poco tiempo,
elevan los bancos de niebla
sus corazones de hielo y arena;
cae la cerámica del silencio
en el llanto triste de la mañana.
Se apacigua mi desasosiego.
Los macizos terrones de tierra
bajan por los cabellos del agua,
perfumados en su leve murmullo.
Sobre el ramaje verde de los besos
descansa la asombrada lechuza,
luce su taciturno camisón de seda,
y duerme el callado sueño eterno.
E. R. Aristy escribió:Raul Muñoz escribió:Eres un copo lúcido y transparente,
el recuerdo que flota en mi aliento,
y agita sonajeros de escarcha enajenada.
Eres el tiempo que se detiene,
el ángel cercano que bate sus alas,
y llora sobre mi pecho de nieve.
Derrites la noche y su polvo,
caen los tibios satélites amarillos;
y en el campo santo de mis ojos
descansan los caballos abatidos.
Musitas aletargadas ternuras,
acariciando el blanco y suave follaje;
y flameas dormidas campanillas,
levantando pesadas brumas de soledad.
Ya me queda poco tiempo,
elevan los bancos de niebla
sus corazones de hielo y arena;
cae la cerámica del silencio
en el llanto triste de la mañana.
Se apacigua mi desasosiego.
Los macizos terrones de tierra
bajan por los cabellos del agua,
perfumados en su leve murmullo.
Sobre el ramaje verde de los besos
descansa la asombrada lechuza,
luce su taciturno camisón de seda,
y duerme el callado sueño eterno.
Es un paisaje surrealista del interior anímico, un anhelo del corazón desolado; amar y ser amado en un segundo que selle la eternidad y así la consumación de ese sueño. Me gustan tus imágenes y veo a la lechuza como símbolo de nocturnidad en vigilia, o en otra dimensión desde donde se ven todos los ángulos en rotaciones surreales. Es un placer leerte, Raúl. Abrazos, ERA