Tras las máscaras

[Rafel Calle]

Arriba con este muy bello poema de Rosa.

[E. R. Aristy]

¿Quién eres, sombra, que ardes tras las pupilas huérfanas
siguiendo las pisadas de una aurora limítrofe?

No,
no escuches
el drama que se gesta en el ombligo del cielo;
disfrázate de gloria,
encripta las espinas de tus peces azules en un código de humo.

Amordacemos la lengua de la luz, violemos sus adagios
con falsas primaveras.

Nada temáis:
coseré el avispero de la noche a su sombra,
hijos míos.
Nada temáis,
he tejido este árbol de nadie,
este pozo de risas,
para podar las ramas del temblor que se agitan
en el alma de un verbo.

Ahora, creedme:

¡Qué hermosos hijos de cera
parirán nuestras máscaras!

Wow! Genial entrega, Rosa, no es unicamente cuestion de genetica y de cultura, es a fin de cuenta nuestro propio ojo que puede humanizarnos, mientras nos subyuge la idiosincrasia y elojo delotro,somos lo que else imagine que somos....tu poema, reitero,es genial,trata el tema delaidentidad con gran autoridad y magistral sugerencia. Un abrazo, ERA

[Hallie Hernández Alfaro]

Reitero las maravillas que contiene este poema, Rosa. Estuve ayer en tu blog; es casi obligación recomendarlo a todos los amantes del buen hacer literario.

Felicidades y abrazos.

[Cristián Sandre]

Me inspira mucho tu poema, Rosa Marzal, repleto de imágenes poderosas (mi único interés en la poesía), siempre con ritmo y sobre todo sin aparente esfuerzo, fluido. Tu poema invita a la rebelión, me recuerda a la canción "Insurrección" de El Último de la Fila. Mañana si atraco un banco será gracias a tu poema.

Cristián.

[Julio Gonzalez Alonso]

¿Quién eres, sombra, que ardes tras las pupilas huérfanas
siguiendo las pisadas de una aurora limítrofe?

No,
no escuches
el drama que se gesta en el ombligo del cielo;
disfrázate de gloria,
encripta las espinas de tus peces azules en un código de humo.

Amordacemos la lengua de la luz, violemos sus adagios
con falsas primaveras.

Nada temáis:
coseré el avispero de la noche a su sombra,
hijos míos.
Nada temáis,
he tejido este árbol de nadie,
este pozo de risas,
para podar las ramas del temblor que se agitan
en el alma de un verbo.

Ahora, creedme:

¡Qué hermosos hijos de cera
parirán nuestras máscaras!

Me levanto para aplaudir. La variación y combinación de alejandrinos y heptasílabos con otros de mayor o menor amplitud, más el estilo directo, produce la magia que completas en el fraseo bien escogido, la palabra oportuna y justa que nos lleva a la evocación de un estado de ánimo dominado por la tensión. ¡Y qué magnífico y oportuno cierre! A mí, solamente me sobraría el "limítrofe" de la aurora y leería: siguiendo las pisadas de la aurora? Tal vez no precise tanto, deja más indeterminada la distancia, pero resulta más sugerente y eufónico. Es, solamente, una humilde opinión.
Aplausos. Un estupendo poema.
Salud.

[Josefa A. Sánchez]

Me sumo a los compañeros para alabar las bondades del poema. Las imágenes traspasan y llegan hondo, remueven las entrañas. Un lujo la lectura.
Un abrazo.
Pepa

[Óscar Distéfano]

El poema me ha encantado. Es apabullante. Lo veo desde varios ángulos: un metapoema, un poema existencialista, pero, ante todo, un poema que se introduce profundamente en el ser, en la búsqueda del ser. El poema me vuelve curioso, me emociona en sus posibilidades semánticas, hace nacer en mí la certeza de que la poesía logra hacernos vivir realidades diferentes a la "realidad real". El ritmo, impecable: otro plus que hace potente y valioso el poema.

Un abrazo, amiga.
Óscar

[Rafel Calle]

Alta calidad en la poesía de Rosa Marzal.