Rosa Marzal escribió:Yo caminaba sobre una sombra blanca,
caminaba mancillando la nieve
bajo mis pasos trémulos; los búhos vigilaban la noche,
oteaban el vacío del mundo, su olor a senectud,
entre mis párpados;
los búhos
que tejían palabras de luz en el abismo,
que incendiaban el duelo del silencio,
el pozo
de donde emerge azul la herida.
Yo caminaba, sin saberlo,
con una cuerda atada a mi destino:
veneno y antídoto trenzando la lengua
de mis manos,
y un canto iba minando mis raíces de humo, sus defensas
despertando una luna limítrofe bajo la abúlica danza de las nubes.
¡Ah, cómo no morir dentro del bosque!
¡cómo sobrevivir
sin la bondad ardiente de sus lámparas, sin el acero
de su canto rojo,
sin esa luz alada!
Sin mi alma.
Me sumo a los compañeros para aplaudir este sugerente y hermoso poema. Has podido plasmar esa atmósfera mágica donde lo humano se acerca sigilosamente a lo sobrenatural, algo del cual gustamos tanto los seres humanos. Un poema para releer.
Un abrazo grande.
Óscar