J. J. M. Ferreiro escribió:¿Se olfatea un diamante?
¿Se prescribe un clavel?
Danza la vibración de un sacrificio arácnido
en la artimaña de tu lecho.
Lame con tu lengua astronómica
el plumaje de las estrellas.
Su explosión es coraje de lo oscuro,
la hechicería
de un esqueleto perfumado.
Ponle una zancadilla al tiempo,
a su instrumento de agujero flojo,
a su quietud endurecida,
hasta que seas
el oxígeno hipado por un ave salvaje
o la estridencia
de un golpe amargo, sin descanso.
Sé tierra única.
Sé una invención del día
para excederlo.
Sí, fui una sombra
que se desencajó allí arriba
en lo pétreo del cielo, para ir naciendo sáfico
tras la sorpresa de la carne.
…échate fuera de esto,
sobre la tierra,
gozoso.
Ponle una zancadilla al tiempo,
a su instrumento de agujero flojo,
a su quietud endurecida,
hasta que seas
el oxígeno hipado por un ave salvaje
o la estridencia
de un golpe amargo, sin descanso.
Sé tierra única.
Sé una invención del día
para excederlo.
Un poema a la lucha interna del ser divino y biólogico que somos. Un llamado a la integración de ambas dimensiones, a la unicidad inherente en cada uno de nosotros. Pero, eso no es fácil, si lograra conseguirse a pesar de nuestra ración de Tiempo. Universos de eterna magnificiencia nos rodean, cómo haremos para beber de su líquida hermosura? la pizca de eternidad que sentimos dentro expira en nuestra mortalidad.
Excelente poema, Ferreiro!