La Editorial Alaire, auspiciada por la Academia de Poesía Alaire, pone gratuitamente a disposición de sus foristas registrados, varios foros de poesía, prosa literaria, debates…, para que puedan publicar sus obras e interactuar entre ellos, así como, la tienda de libros donde se muestran las publicaciones, tanto en papel como en formato digital, estos mediante descarga gratuita. La razón de ser de nuestros foros se centra en promocionar la poesía, mediante las obras de los autores que participan en la plataforma de la Academia de Poesía Alaire. La promoción de la poesía, a nivel del mundo de habla hispana, conlleva una enorme responsabilidad, por ello, pedimos la máxima implicación de todos los miembros de Alaire. Vale recordar al gran maestro Dumas: uno para todos y todos para uno. Muchas gracias por todo, queridos compañeros.
Carmen López escribió:Magnífico Óscar, un poema excelente, bien comunicado, con un ritmo in crescendo y un final excelente, amigo, a mi entender un poema redondo, el mensaje introspectivo hace reflexionar, me gusta mucho, es muy importante saber mirarse en el espejo, sin velos, corazas, y otros artilugios, saberse dueño del alma...no es poco. Me ha encantado ¿se nota?. Mis felicitaciones.
Un abrazo grande.
Carmen
Gracias, Carmen, eres muy generosa con tus palabras. Has mirado el poema con una visión bien amplia.
Un abrazo grande.
Óscar
Nuestro destino no es llegar a la última estación, sino ser arrojado del tren.
Posiblemente sea la inercia quien te salve. (Ramón Carballal)
Poseo casi todas las rosas anheladas por la lluvia,
pero mi surco es infértil todavía.
Me asfixio, a veces, en las holguras de mis horas,
cuando, una vez despierto, sigo hundido en la cola del sueño
donde nace la luz de la conciencia.
Y sin embargo, no deseo cambio alguno,
nada de nuevas amistades,
nada de nuevas aventuras,
nuevos piojos en mis pelucas.
Nada de separarme de mi viejo amor.
Antes de los flirteos supe verme en este espejo,
en este oficio de dura artesanía,
en los ajados tactos de mis manos.
Hace décadas,
hace fríos,
hace mundos.
En esta guerra gladiadora, de lucha en las tinieblas,
en medio de la nada y rumbo hacia la sangre,
es mi único alivio sentirme en mi armadura
dueño de mis lesiones,
señor de mi agonía,
verdugo de mi muerte.
Otro trabajo profundo, intenso y con unos trazos de verdad poética para enmarcar.
La inercia: ese rodar inherente y automatizado (casi somático) que no separa sus manos antiguas de cada cosa por hacer, de cada cosa soñada.
Aplausos miles y un gran abrazo, querido Óscar.
Gracias Hallie. Eres, realmente, una generosa compañera, además de gran poeta. Valoro mucho tu comentario.
Un abrazo fraterno.
Óscar
Nuestro destino no es llegar a la última estación, sino ser arrojado del tren.
Posiblemente sea la inercia quien te salve. (Ramón Carballal)
Poseo casi todas las rosas anheladas por la lluvia,
pero mi surco es infértil todavía.
Me asfixio, a veces, en las holguras de mis horas,
cuando, una vez despierto, sigo hundido en la cola del sueño
donde nace la luz de la conciencia.
Y sin embargo, no deseo cambio alguno,
nada de nuevas amistades,
nada de nuevas aventuras,
nuevos piojos en mis pelucas.
Nada de separarme de mi viejo amor.
Antes de los flirteos supe verme en este espejo,
en este oficio de dura artesanía,
en los ajados tactos de mis manos.
Hace décadas,
hace fríos,
hace mundos.
En esta guerra gladiadora, de lucha en las tinieblas,
en medio de la nada y rumbo hacia la sangre,
es mi único alivio sentirme en mi armadura
dueño de mis lesiones,
señor de mi agonía,
verdugo de mi muerte.
Cuando el hombre abraza toda su vida, se eleva al yo sublime, a la eternidad. Una lectura impresionante. Abrazos,ERA
Gracias, mi queridísima amiga. Eres un gran soporte de mi espíritu poético.
Un beso con ternura.
Óscar
Nuestro destino no es llegar a la última estación, sino ser arrojado del tren.
Posiblemente sea la inercia quien te salve. (Ramón Carballal)
Poseo casi todas las rosas anheladas por la lluvia,
pero mi surco es infértil todavía.
Me asfixio, a veces, en las holguras de mis horas,
cuando, una vez despierto, recibo en el letargo de mi lecho
la dura luz de la conciencia.
Y sin embargo, no deseo cambio alguno,
nada de nuevas amistades,
nada de nuevas aventuras,
nuevos piojos en mis pelucas.
Nada de separarme de mi viejo amor.
Antes de los flirteos supe verme en este espejo,
en este oficio de dura artesanía,
en los ajados tactos de mis manos.
Hace décadas,
hace fríos,
hace mundos.
En esta guerra gladiadora, de lucha en las tinieblas,
en medio de la nada y rumbo hacia el desangre,
es mi único alivio sentirme en mi armadura
dueño de mis lesiones,
señor de mi agonía,
verdugo de mi muerte.
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Enhorabuena Oscar, un poema muy hermoso, claro y bello que refleja la postura del poeta ante el mundo. La primera y última estrofa son para enmarcar.
