Editorial Alaire

Ramón Carballal escribió:Otra claridad,
menos metálica,
más amiga.

En las vallas la faz es un latido,
flores amarillas y olor a piélago,
mujeres cuya negritud enseña un ayer
conmovido, una razón oscura.

Este cuerpo reconoce la magia de la luz,
los paisajes como piel de un territorio recobrado,
la memoria dulce de las algas.

Ahora se trata de recobrar la huella,
tal vez de construir el signo
que adelante el futuro
o la cruz imaginaria que no pese
o la sombra que sea sombra
de un camino azul.

Y vuelve la madre
igual que una salmodia vespertina
que acaricia las manos rotas de la amistad,
y pide un oasis, una latitud, una quimera.

Y es allí, en el hemisferio de paredes afelpadas
que sudan el devenir de los códigos,
en la mirada que dice sí y dice no,
en el saludo que la mudez corona
como liturgia de hermandad
donde el paso estéril del futuro
engarza sus hilos y teje
los símbolos del sexo,
el gen dorado y aún desconocido
de la historia frágil.

Nada hay más creíble que tus piernas esquivas
que giran bajo la falda del ensueño
ni existe otra verdad que no sea la locura
de este gira-mundo, nervioso y dúctil
como la noche.

Hablo del principio de un viaje astral,
en él sigue este aliento
que sufre la bondad del delirio,
que no acaba
ni comienza
en ti.

xaime oroza carballo escribió:

Ramón Carballal escribió:Otra claridad,
menos metálica,
más amiga.

En las vallas la faz es un latido,
flores amarillas y olor a piélago,
mujeres cuya negritud enseña un ayer
conmovido, una razón oscura.

Este cuerpo reconoce la magia de la luz,
los paisajes como piel de un territorio recobrado,
la memoria dulce de las algas.

Ahora se trata de recobrar la huella,
tal vez de construir el signo
que adelante el futuro
o la cruz imaginaria que no pese
o la sombra que sea sombra
de un camino azul.

Y vuelve la madre
igual que una salmodia vespertina
que acaricia las manos rotas de la amistad,
y pide un oasis, una latitud, una quimera.

Y es allí, en el hemisferio de paredes afelpadas
que sudan el devenir de los códigos,
en la mirada que dice si y dice no,
en el saludo que la mudez corona
como liturgia de hermandad
donde el paso estéril del futuro
engarza sus hilos y teje
los símbolos del sexo,
el gen dorado y aún desconocido
de la historia frágil.

Nada hay más creíble que tus piernas esquivas
que giran bajo la falda del ensueño
ni existe otra verdad que no sea la locura
de este gira-mundo, nervioso y dúctil
como la noche.

Hablo del principio de un viaje astral,
en él sigue este aliento
que sufre la bondad del delirio,
que no acaba
ni comienza
en ti.

Deixarse ir bloqueado polas immaxes e o teu dicir coma nun feitizo, meu...
Aperta fonda
Xaime oroza

Carmen López escribió:Precioso Ramón, bello poema en el que una se deja arrastras por tus imágenes, por tus bellas metáforas. Tiene una profundidad sin ambages, directo al ser. Me ha gustado, mucho.

Unha forte aperta, amigo.

Carmen

Manuel Alonso escribió:Hola amigo, es un placer haber leído tu poema, me ha gustado mucho, hermosos versos, un abrazo.

Marius Gabureanu escribió:Una catarata de metáforas que habla de tu gran habilidad de crear nuevos universos y sembrar poesía en la fragilidad del tiempo. Me ha encantado, Ramón. Muchos abrazos y felicitaciones sinceras.

Guillermo Cuesta escribió:La sensibilidad al pie del verso, amigo, gratamente elaborado y
hasta digerido. Lo del viaje astral se me hace un poco sofisticado.
Yo he sentido en este poema esos esfuerzos casi imposibles de llegar
al sueño prometido que se divisa al otro lado de las vayas desde la
necesidad y el hambre.

Mucha humanodad en tu poema sensible y sensacional.

un abrazo

Jerónimo Muñoz escribió:Continúa, perenne y depurada si cabe, tu capacidad creativa. Escribir esto que escribes requiere gran aptitud y talento.
Me encantó leer este poema.
Abrazos.
Jerónimo

CELIA PUERTA escribió:¡Qué bueno, qué bueno! Fabuloso, Ramón. Es sinceramente un lujo poder disfrutar de tu poesía.

Un abrazo.

J. J. M. Ferreiro escribió:Magnífico entrega, amigo Ramón, que va subiendo el nivel artistico de este proyecto de libro. La innegable calidad de todos tus poemas, en las últimas entregas, se abre quizá a un mayor esquilibrio técnico y, dentro de tu particular estilo potentemente sugestivo en las imágenes, se tiende a una mayor hilazón de todo lo que el poema transmite.

Unha aperta, colega.

Gerardo Mont escribió:De verdad un lujo leerte... Profundidad, belleza, originalidad, son el sello distintivo de tu inigualable arte. Un gran abrazo amigo.

José Manuel F. Febles escribió:Tu capacidad poética, tus continuadas y novedosas metáforas, hace de tu poesía algo diferente, inigualable. Un poema hondo y pleno de sensibilidad. Extraordinario poema, querido amigo.

Abrazos de un canario.

José Manuel F. Febles, desde mi isla.

E. R. Aristy escribió:

Ramón Carballal escribió:Otra claridad,
menos metálica,
más amiga.

En las vallas la faz es un latido,
flores amarillas y olor a piélago,
mujeres cuya negritud enseña un ayer
conmovido, una razón oscura.

Este cuerpo reconoce la magia de la luz,
los paisajes como piel de un territorio recobrado,
la memoria dulce de las algas.

Ahora se trata de recobrar la huella,
tal vez de construir el signo
que adelante el futuro
o la cruz imaginaria que no pese
o la sombra que sea sombra
de un camino azul.

Y vuelve la madre
igual que una salmodia vespertina
que acaricia las manos rotas de la amistad,
y pide un oasis, una latitud, una quimera.

Y es allí, en el hemisferio de paredes afelpadas
que sudan el devenir de los códigos,
en la mirada que dice sí y dice no,
en el saludo que la mudez corona
como liturgia de hermandad
donde el paso estéril del futuro
engarza sus hilos y teje
los símbolos del sexo,
el gen dorado y aún desconocido
de la historia frágil.

Nada hay más creíble que tus piernas esquivas
que giran bajo la falda del ensueño
ni existe otra verdad que no sea la locura
de este gira-mundo, nervioso y dúctil
como la noche.

Hablo del principio de un viaje astral,
en él sigue este aliento
que sufre la bondad del delirio,
que no acaba
ni comienza
en ti.

Es un poema fascinante. Encantada en leerte. Te felicito, Ramón. Abrazos, ERA