Rosa Marzal escribió:Bajo su piel reposo:
sudario del silencio,
sábana de hormigón,
pátina hipócrita.
Bajo su máscara letal
mis ojos oyen zumbar avispas de temor
en la canción del viento.
Libérame,
madre tierra,
cuando mi rostro
esté sellado
por el ritual del beso
pétreo.
Libérame,
si no puedes salvarme
de ese cáncer de odio
creciente
en la medialuna de sus manos
que maldice y castiga las huellas
de la culpa.
Mi único delito
fue haber volado mucho más alto que su ira;
haber quebrado la mezquina cuerda
de los dogmas
que sentencian la medida del amor.
Soy una libélula de sombra,
y amordazo con luz de luto
mi garganta
para aplacar la rabia encendida
en el templo de sus venas;
en ti desembocará,
madre,
un río de espasmos anudados a un cielo
pestilente;
a ti te entregaré
mi albañal de sumiso reptil,
la luz animal que hoy me sabe a cuchillo y lejanía,
la demencia del misal absurdo
de mi infancia.
Entierra en tu vientre
la palabra ingenua que se vistió de lirio
y pretendió enfrentarse cara a cara con la muerte
sin más espada ni lumbre que sus sueños.
Muy pronto
he de saborear la amarga ternura
de su corazón de contundente piedra.
Son pocos los poetas que conocen la palabra cabal, la justa, la necesaria, la leal al código espiritual. Tu te encuentras en ese desparramado grupo. Abrazos, ERA