Pilar Morte escribió:La lluvia agranda charcos de cristal y hace frío.
Él no está en la calle y me pregunto dónde pone su techo,
en qué lugar resguarda de la humedad los huesos oxidados,
La sucursal bancaria cierra tarde
y no cedemos el portal de casa para cobijar la indigencia.
Demuelo de la vida lo prescindible
sin volver a la cueva y aprender a hacer fuego,
y me digo si puedo renunciar a algún abrigo.
La vida continúa y todo se mejora para los elegidos,
también para mí, que puedo buscar la belleza en las palabras,
aunque sean ceniza en neuronas sin fuego.
(Tú eres el poema triste que hoy anida en mis manos,
el que se opone al olvido y deja herida la limosna)
No es generosidad sino justicia la mirada que no pasa de largo,
pero mi cuerpo está dolorido
y la mente abatida
de resbalar mi ansiedad sobre tantos rostros,
y ser sólo eso, cráneo que enrojece por dentro cuando se interroga.
Llueve también en la conciencia.
Él no está en la calle y me pregunto dónde pone su techo.
"Llueve también en la conciencia.
Él no está en la calle y me pregunto dónde pone su techo".
... Piar, amiga: grande y hondo es tu poema, magnánimo, solidario, humano, de alguien que clama ante su conciencia y se pregunta dónde pone su techo, hoy que llueve,, hoy que llueve; algo está cambiando y los poetas lo hacen, ellos son el nuevo tiempo, la nueva frontera, la nueva palabra; felicitaciones, amiga; me ha hecho bien leer tu poema; Orión
"... nunca se da de lo que se tiene, sino de lo que se es".