Rosa Marzal escribió:Somos aves de paso
en la estación del tiempo;
tierra motriz
que viaja
sobre el tren de la vida
y hay vagones sellados,
clausurados
por ojos amarillos;
otros:
capillas ardientes
de palabras
donde velar
el último sueño ya difunto.
Hay trenes
que se cruzan al filo del abismo
y rescatan fragmentos de alma
y la transportan
de nuevo hacia la sangre.
Hay destinos
que toman cuerpo de azar
y eternizan su impronta
de amanecer o espada
en las aceras en sombra
donde dormitan los sueños
del viajero.
Hay destinos
creciendo en las arcenes
del camino
como plantas acuáticas
que alargan sus raíces
a las neuronas ebrias del hastío
y siembran
de cuando en cuando
un billete de luz sobre la frente.
Estaciones y trenes donde subirse o bajar es una opción, mientras los recorridos transcurren y el tiempo es un paso, con o sin barreras.
Al final los destinos quedarán en un segundo plano.
Una maravilla de poema, Rosa, con el tiempo de por medio.