Rosa Marzal escribió:Seguir subiendo la montaña agarrando con fuerza el asidero de la vida, es lo que cuenta. Profundo y muy hermoso poema, Celia. Mis felicitaciones.
Muchas gracias, Rosa.
Un abrazo.
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
Rafael Valdemar escribió:Celia intimista poema nos dejas. Su mensaje va cargado de esperanza. Me gustó.
saludos
rafael
CELIA PUERTA escribió:El viejo árbol del camino sueña
con darme sombra un día.
He pasado de largo, sé que me esperará.
Igual que espera el río ser mi espejo.
El agua que me lleve
no ha de buscar el mar,
sino la nieve alta sin vértigo a la vida.
Voy subiendo despacio,
con la mirada atenta de quien se sabe frágil,
tanteando la roca en que apoyarme,
un remanso de luz, el color de las flores,
y el oxígeno vivo
de la torre más blanca.
Desplegando mis pasos
instinto tras instinto,
arriba, más arriba,
remontando.
Puedo ver todavía el árbol del camino.
No sé si tendré fuerzas
cuando llegue la próxima batalla,
ni otro puente de plata
sobre el azul en celo.
El río que me espera no ha olvidado mi rostro.
Aún sigue recitando mi nombre entre las piedras.
Julio González Alonso escribió:Hay mucha grandeza y sabiduría en los versos de este poema que pone la vida en la memoria de los paisajes, interiores y exteriores, y en el paso del tiempo por sus venas e ilusiones. Felicitaciones, Celia.
Salud.
Magnífico poema, Celia. Hay una cuidada musicalidad en él con patrones (ritmo de siete, once sílabas y derivados) cuya eufonía está reconocida. En un tono de aceptación, el tema del fondo trasciende, en mi opinión, el primer plano del paisaje (luminosidad, primavera, agua que fluye, transparencia), sugiriéndome una introspección hacia la fragilidad humana, hacia la finitud inexorable de la vida. Pero, su día a día nos sostiene y podemos oír al río al que vamos pronunciar nuestros nombres.CELIA PUERTA escribió:El viejo árbol del camino sueña
con darme sombra un día.
He pasado de largo, sé que me esperará.
Igual que espera el río ser mi espejo.
El agua que me lleve
no ha de buscar el mar,
sino la nieve alta sin vértigo a la vida.
Voy subiendo despacio,
con la mirada atenta de quien se sabe frágil,
tanteando la roca en que apoyarme,
un remanso de luz, el color de las flores,
y el oxígeno vivo
de la torre más blanca.
Desplegando mis pasos
instinto tras instinto,
arriba, más arriba,
remontando.
Puedo ver todavía el árbol del camino.
No sé si tendré fuerzas
cuando llegue la próxima batalla,
ni otro puente de plata
sobre el azul en celo.
El río que me espera no ha olvidado mi rostro.
Aún sigue recitando mi nombre entre las piedras.
Felipe Fuentes García escribió:Magnífico poema, Celia. Hay una cuidada musicalidad en él con patrones (ritmo de siete, once sílabas y derivados) cuya eufonía está reconocida. En un tono de aceptación, el tema del fondo trasciende, en mi opinión, el primer plano del paisaje (luminosidad, primavera, agua que fluye, transparencia), sugiriéndome una introspección hacia la fragilidad humana, hacia la finitud inexorable de la vida. Pero, su día a día nos sostiene y podemos oír al río al que vamos pronunciar nuestros nombres.CELIA PUERTA escribió:El viejo árbol del camino sueña
con darme sombra un día.
He pasado de largo, sé que me esperará.
Igual que espera el río ser mi espejo.
El agua que me lleve
no ha de buscar el mar,
sino la nieve alta sin vértigo a la vida.
Voy subiendo despacio,
con la mirada atenta de quien se sabe frágil,
tanteando la roca en que apoyarme,
un remanso de luz, el color de las flores,
y el oxígeno vivo
de la torre más blanca.
Desplegando mis pasos
instinto tras instinto,
arriba, más arriba,
remontando.
Puedo ver todavía el árbol del camino.
No sé si tendré fuerzas
cuando llegue la próxima batalla,
ni otro puente de plata
sobre el azul en celo.
El río que me espera no ha olvidado mi rostro.
Aún sigue recitando mi nombre entre las piedras.
Me ha gustado mucho tu propuesta.
Recibe un abrazo.
Felipe.