Óscar Distéfano escribió:He leído el poema y los comentarios varias veces. En lo único que no encuentro duda alguna es en que el tema del poema es el suicidio, pues la referencia del último verso es categórica. Ahora bien, debido a que las alusiones son extremadamente anfibológicas, además de metapoema (que fantásticamente ha interpretado el compañero Pablo), puede también tratarse de un poema existencialista, donde la voz poética no precisamente sea un poeta sino un hombre cualquiera, un hombre atormentado por la impotencia y el fracaso de sus ideales, y que desgrana recuerdos, fantasías, frustraciones, y hasta un edipismo visceral del cual no puede desprenderse. Lo he sentido como una “crónica de un suicidio anunciado”. La reflexión está sostenida sobre un diálogo de los yoes que nos habitan. Es como hablar con nuestro peor demonio, aquel que azuza a nuestra propia destrucción física.
El ritmo es, métrica y acentualmente, anárquico (en el buen sentido); pero aparece, en cambio otro ritmo que sigue un patrón bien definido, el ritmo del verso libre versicular, del verso que se rebela contra el ritmo imparisílabo, un ritmo basado en repeticiones de conjunciones (tenemos 10 versos que se inician con la letra “y”), de adjetivos posesivos, de sintaxis (sus flores marchitas, sus muertos cotidianos,/sus tangos cardiacos, sus lágrimas de parto), de emparejamientos (Pero no te guiñan las paletas del paisaje…/Pero no se activa el turbo de la entraña) , de algún juego melodioso de palabras (y sólo sabes, que no sabes qué te pasa). Y siento que el resultado de este ritmo, diríamos, ilógico (ya que no están dispuestos en un entramado simétrico), acompaña con notable eficacia el hilo argumental que desemboca en el desacorde y trágico final.
Ha sido, amigo Gerardo, muy enriquecedor leer tu poema.
Un abrazo.
Óscar
Estimado Óscar, primero te agradezco sobremanera el trabajo que realizas analizando, desmenuzando nuestros poemas desde tu perspectiva erudita y didáctica que permiten al autor corregir o cimentar mejor su trabajo. Creo, que aunque los poemas que escribo admiten varias interpretaciones como lo haces ver, (o más bien planos interpretativos ineludibles desde mi forma de concebir la poesía. El plano del arrobamiento sensorial, el plano de la traducción y de los enlaces metafóricos y el plano de la razón y la lógica ortodoxa), las expresiones (imágenes, metáforas, etc.) tienen un norte que no permite el desvío. Por ejemplo con, “Y te sientas en los bordes de la excusa y lanzas al vacío tus pies como ladrillos”, no solo aspiro a que sugiera, sino que al desentrañarlo, el lector considere, que sentarse al borde del vacío obedece a un sentimiento suicida o de profunda decepción, que no admite por delante terreno firme, y así, si además lo firme que queda atrás, es la excusa, tampoco hay como devolverse. Por otra parte, si lanzas los pies como ladrillos, tenemos que por su peso los ladrillos, caerán, caerán y caerán, jamás volarán y por otra parte(lo que no está fuera del alcance del lector), los ladrillos se usan para construir, podemos decir entonces, que el personaje que nos ocupa pretende o se da cuenta que lo que le queda por delante es la tarea imposible de edificar o caminar en el vacío, por eso el suicidio final.
Creo, además, que toda imagen o metáfora, que no sea común, que no ofrezca una interpretación inmediata por la fuerza de la costumbre, requiere ésta relación de elementos que propongo. Las caracolas por ejemplo, o las rosas, o los capullos y las mariposas, no me sugerirían, a mí, nada en especial, sino fueran elementos cercanos por el uso poético histórico, porque desde mi contexto, no tienen un significado especial, y así como “tus labios de rosa”, me sugerirían de inmediato suavidad o color, porque sin duda he tocado muchas rosas, las caracolas me son bastante lejanas, pero con algún esfuerzo y examinando el contexto, quizás le llegaría al significado, estableciendo relaciones sensoriales, bueno, si no tuviera tantísimas referencias en los escritos poéticos, que faciliten el trabajo. En fin, es necesario para leerme (no sólo a mí sino también a muchos otros), hacer tales relaciones, que generalmente son cercanas, o al menos, dar lugar a la imagen mental y a la sensación asociada.
Desde mi concepto de poesía, el poeta ve (los sentimientos se perciben en imágenes mentales y/o espirituales), y el poeta escribe, transforma en letras su visión. Desde este punto de vista -para mí-, la metáfora y la imagen constituyen el enlace entre los dos mundos, permiten condensar esos mundos; y la poesía, es la forma en que el poeta traduce lo que ve, al mundo de la razón. Ahora bien, yo creo que no se deben cortar esos enlaces, que esa es la esencia de la percepción y la traducción poética de mundos. Así el lenguaje simbólico y metafórico, como la sugerencia y la interpretación son ineludibles… En fin, creo que esto es lo que hace que la poesía sea, lo demás es complementario, aunque necesario, lo demás hace que la expresión sea más o menos atractiva, más o menos lograda, más o menos poética.
Comparto contigo, como forma de agradecer tu interés y consejo y para que sepas, que aunque mal encausado…jeje, hago las cosas bajo la lógica de mis propios conceptos y los que voy integrando porque encajan en esta visión. Y aunque no es nuevo y sin duda todos lo conocen, quizás no hagan de esto, como yo, el eje poético y es bueno recordar que también es válido hacerlo. Mis abrazos más agradecidos y sinceros, estimado poeta y espero seguir aprendiendo -a mi manera- de tus valiosos aportes.