Macedonio Tracel escribió:Presta su fragor, abraza
incómodo, descree de sus
obsesiones, sangra la nariz,
perdió el corazón sin buscar
el ánimo, entró a navegar
en repeticiones, a eludir la
sorpresa, se vino viejo, entró
donde no cabía así no puede
resignarse, supone que sí
que puede ser, lo de las nubes,
que sí puede ser lo de las manos,
como el silencio sabe que esto
va a desaparecer, a veces
conmovido por la verdad
tartamudea o algo parecido,
a veces le llega el momento
del baile y envuelto en otros trapos
puede ser lo que otros personajes,
los errores, marcado así puede
ser un epitafio o una melancolía,
sostiene que lo que hemos
querido se hará cansancio, tocó
la pelota con el brazo, ha preferido
no tener modales, agrega de vez
en cuando que esta es la última vez
y es un perro sin papeles que
adoptó el sobretono, el énfasis
de varios como su idioma, un gesto
grueso color negro aunque él se ha vuelto
más gris, como un país en el que antes
creyeron y ahora desaparece, tiene
la necesidad de vaciarse hasta borrar
el rastro de sus palabras.
Casi un autorretrato universal Macedonio, aunque a uno le parezca el suyo, espléndido. Aunque uno se sienta existencialmente solo. Está plagado de imágenes, pero se usan las mismas gafas para verlo. Hay desencanto, sí y uno sabe que el cansancio está, ese cansancio es despiadadamente real, pero también sabe que es cierto lo de las nubes, lo de las manos, aunque ahora no las vea, y sea tan incierto el apoyarse y uno renuncie a escucharse. Es la vida y siempre sigue su curso, a veces hay que vaciarse para dejar entrar y eso es hermoso.
Un abrazo grande para vos.
Carmen