Editorial Alaire

Hola Enrique, es un poema muy bueno, me ha gustado mucho, te felicito, un abrazo, amigo.

Gracias, Manuel. No es un poema del que haya aprendido su más bella lección., quizás porque vuelvo a él y espero que mi corazón reaccione.Un abrazo.

Desbordados versos que pintan exactamente y hermosamente la tristeza del amor perdido. Me ha gustado mucho.

Gracias, Rosa, por estas palabras tan agradables que me dejas.

Un abrazo.

Me parece fantástico, Pepa, que te encante Orwell. Es difícil explicar la emoción poética que nos deja su lectura, la belleza inmortal de la contemplación del esfuerzo inútil. Ese indagar preciso y lleno de significaciones de la naturaleza humana se nos queda para siempre, yo no creo que tal o cual persona sean mejores que Rajoy o Rubalcaba, es solo un ejemplo, pero viven con ese convencimiento hasta que la vida les da la oportunidad de demostrar que no es así. Ahí emerge Boxer con su obstinación y su fe ciega, con su honradez a prueba de cualquiier sospecha, con su fracaso absoluto y el perfil plano y lleno de transparencia de héroe a los ojos de los villanos y de ternura a los de aquellos que aún guardamos un rinconcito para una lágrima de emoción.

Un abrazo.

Gracias, Manuel, por comentarme el poema con esa simpatía tuya tan llena de humanidad y buenos sentimientos.

Un abrazo.

Los amores, las situaciones, las esperanzas perdidas, Alejandra. Mi barrio no es mi barrio,/ sin sombra se proyecta/ sobre ningún camino, escribí alguna vez al final de un poema, no ha pasado el tiempo del amor pero cada vez es más difícil distinguirlo entre el placer sin arte y las sonrisas forzadas y aunque vuelva la esperanza no sé si sabremos rescatarla de entre las garras romas de la rutina o del tren interminable de los días que pasan. Boxer sigue asomando en un sueño interrumpido por la dialéctica embaucadora utilizada para justificar la brutalidad del poder.

Muchas gracias, Alejandra. Un abrazo.