Editorial Alaire

Macedonio Tracel escribió:hace poco

acabo de ser feliz,
conseguí el silencio
de no hacerte palabras,
pude flotar en barcos sencillos
para cuando la ciudad se hunda,
pude morder los pájaros de un corazón brevemente oscuro
solo hasta llover la música del que barre sus días,
el perfume, los ruidos que vendrán
para que sean otros.

Bruno Laja escribió:Hola, Macedonio,
quizá por un contraste con los otros poemas que te he leído, aquí es más visible la cima del hito, porque está a punto de cubrirse; entonces su voz se afila, delega su corpus tortuoso en una jalea de alivio. El poema es como una visera que se baja con la mano,
y unos ojos que permanece abiertos en la sombra. Un placer, como siempre. Mis abrazos.

Josefa A. Sánchez escribió:Como una ventana abierta ala luz se me antojan estos preciosos versos. Un lujo asomarse.
Un abrazo.
Pepa

Ana Muela Sopeña escribió:En el silencio el amor se hace más hondo. A veces hay que amar la distancia y la independencia del otro. El amor acaparador se torna previsible. Es como una prisión y por tanto se transforma en fastidio, aburrimiento y odio.

Pero cuando llega el silencio se puede amar al otro sin intentar poseerlo. Eso es lo que me ha sugerido tu poema.

Un sentimiento de altura en un poema breve de antología.

Un beso
Aplausos a montones
Ana

Marius Gabureanu escribió:Me ha llegado muy hondo esta confesión disfrazada de versos aparentemente sencillos, solo para dejar que la sangre poética fluya en su libertad, para no diluir su esencia. Y me ha gustado ser testigo de lo que trajo el río, ese del que tanto hablamos...Abrazos y felicitaciones sinceras, amigo. Feliz domingo, Macedonio.

Guillermo Cuesta escribió:Fundes el pasado y el futuro para lograr que el sentimiento siga vivo
antes la multitud de cambios que se encuentran a la espera.

Un abrazo

Pilar Morte escribió:Un poema hondo y hermoso. Un gusto venir a esta orilla
Besos
Pilar

Macedonio Tracel escribió:hace poco

acabo de ser feliz,
conseguí el silencio
de no hacerte palabras,
pude flotar en barcos sencillos
para cuando la ciudad se hunda,
pude morder los pájaros de un corazón brevemente oscuro
solo hasta llover la música del que barre sus días,
el perfume, los ruidos que vendrán
para que sean otros.