Publicado: Lun, 01 Abr 2013 16:55
Gracias, Manuel, por tan amable visita a mis versosManuel Sánchez escribió:Me ha gustado mucho este poema basado en el lenguaje y en la sensación.
Un fuerte abrazo.
un abrazo
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Gracias, Manuel, por tan amable visita a mis versosManuel Sánchez escribió:Me ha gustado mucho este poema basado en el lenguaje y en la sensación.
Un fuerte abrazo.
En todo panorama poético ha de funcionar lo subjetivo. Es decir la sensaciónHallie Hernández Alfaro escribió:Guillermo, qué sobria y dulce manera de rozar las verdades epistemológicas. La subjetividad condicionando los frutos y las maneras de consumir las pasiones. Ese tálamo ingobernable que nos hace temblar frente a una obra de arte o nos genera rechazo visceral ante los fotogramas de la corrupción del bien. Me han encantado las imágenes de apertura (intensas y eruditas) y el final muy bien plantado en la mejor tierra que conocemos, esa que se llama Buena Poesía.
Abrazo y felicidad.
Gracis ,Josefa, por tu amable visita y premeditar ese dilema de renuncia entre la flor y el fruto.Josefa A. Sánchez escribió:No se si es decisión nuestra quemarnos en la flor o en el fruto, en la plenitud absoluta, renunciando a ser árbol y perpetuarnos. "Carpe diem". Un placer venir a tu magnifico poema.
Un abrazo.
Pepa
Me ha encantado este poema / primaveral y filosófico. Felicidades.Guillermo Cuesta escribió:Ante el almendro ( árbol pronto en flor)
contempla, distendido el valle, la ladera
frontal, exuberante y vigorosa.
Resume su elegancia el resplandor indispensable
y al mismo tiempo diligente.
Su porte eximio y meritorio
se estira cuesta arriba y vuelve a la vaguada.
Abre los presurosos
y uniformados pétalos urgentes
al albero del sol que está de paso,
antes de conjugar la clave
de la noche cabal y consecuente.
Al calor oportuno del libre desarrollo
la sombra y la maleza repliegan sus andamios.
Se enreda la raíz rizosa y retorcida
mientras sueña el fruto, comprimido,
en hacerse sabroso y primordial.
Lo alimenta y lo asiste
la doctrina global de la naturaleza.
Ceñido al adecuado devenir
todo confluye en sus designios
sin que deje de hacerse necesaria
la interesada inercia
de algún deudo de ingenio trascendente.
Deja el fruto las ansias de ser árbol
en las deliberadas ansias de ser fruto
(la flor se condiciona en cada intento).
Todo en uno se llena de armonía
y el árbol ancestral y sus raíces
recorren su conciencia
cuando olvida el invierno su legado.
Entonces me permito dudar como poeta
de lo lejos que está
la juiciosa y leal filosofía
de lo que debo trasmitir
como persona. ¿De qué sirve
abrir la disyuntiva,
si desgarra el saber las emociones.
Blanca N. García González escribió:Es hermoso lo que un almendro en flor
puede provocar y sobre todo lo que
se percibe al leer este poema tan lleno
de belleza por ser precisamente de un
amigo del hombre.
Un placer leerle, le saludo y le dejo
bendiciones.
Gracias por tu amable visita Ramón. Me alegra que te haya gustado mi poemaRamón Carballal escribió:Dibujas un paisaje primaveral realmente bello. He disfrutado con la lectura de tu poema. Enhorabuena y un abrazo.
Begoña Egüen escribió:Me ha encantado este poema / primaveral y filosófico. Felicidades.Guillermo Cuesta escribió:Ante el almendro ( árbol pronto en flor)
contempla, distendido el valle, la ladera
frontal, exuberante y vigorosa.
Resume su elegancia el resplandor indispensable
y al mismo tiempo diligente.
Su porte eximio y meritorio
se estira cuesta arriba y vuelve a la vaguada.
Abre los presurosos
y uniformados pétalos urgentes
al albero del sol que está de paso,
antes de conjugar la clave
de la noche cabal y consecuente.
Al calor oportuno del libre desarrollo
la sombra y la maleza repliegan sus andamios.
Se enreda la raíz rizosa y retorcida
mientras sueña el fruto, comprimido,
en hacerse sabroso y primordial.
Lo alimenta y lo asiste
la doctrina global de la naturaleza.
Ceñido al adecuado devenir
todo confluye en sus designios
sin que deje de hacerse necesaria
la interesada inercia
de algún deudo de ingenio trascendente.
Deja el fruto las ansias de ser árbol
en las deliberadas ansias de ser fruto
(la flor se condiciona en cada intento).
Todo en uno se llena de armonía
y el árbol ancestral y sus raíces
recorren su conciencia
cuando olvida el invierno su legado.
Entonces me permito dudar como poeta
de lo lejos que está
la juiciosa y leal filosofía
de lo que debo trasmitir
como persona. ¿De qué sirve
abrir la disyuntiva,
si desgarra el saber las emociones.
Un abrazo.
BEGOÑA.