Isabel Moncayo escribió:En mi recuerdo de ti, siempre fuiste viejo, hasta en las fotos de la mili me lo parecías, perdona por eso, y por tantas otras cosas, que, seguramente se me escaparon de ti. Tu vida no pasó despacio, el campo, la mina, se llevaron tus mejores años.
Recuerdo con el mimo que regabas la higuera, y pensaba que la querías más que a mí; a mamá llamándonos para recogernos, pues nos daban las tantas jugando en la calle sin importar que fuera de noche, alguna vez encontramos la puerta cerrada, y siempre ella esperaba a que estuvieras dormido para abrirnos, tú hacías que no te enterabas.
Te veo bajar del monte con una carga de varas para los fréjoles, hueles a avellano y eucalipto,va a llover, dices, hoy no riego. Te miro, sentada en la escalera que baja al patio, como te miro hoy y te sigo viendo, feliz, en tu día a día -mamá atizando la cocina-
Éramos una casa pequeña, con un huerto pequeño y un respeto tan grande. Yo entonces también debía ser un pájaro pequeño, que te admiraba y quería, y no me acuerdo, perdona sobre todo por eso, cuando fue la última vez que te lo dije.
Desde entonces los otoños
huelen más a tierra mojada,
el humo de la chimenea
tan triste,
y la higuera sigue allí.
*
Es un poema que me perdi en una de mis ausencias en Alaire, y que agradezco encontrar hoy. Es un poema que de cara limpia, de arduo trabajo, de noches magicas, del cansancio y el recreo corporal. Es un poema de amor que no se puede medir. Esta impregnado de viviencias unicas, una cosmogonia fundamental y trascendetal crece en tu huerto, Isabel. Un abrazo, ERA