Publicado: Mar, 20 Ago 2013 0:48
Sigue el mundo en formación y vuelvo a lanzarme a este vacío. Un gusto.
Una abrazo.
Pepa
Una abrazo.
Pepa
Foro poético-literario, revista y tienda de libros de la Editorial Alaire. Poemas de todo tipo, relatos cortos, ensayos. Debates, discusiones y todo tipo de estudios sobre temas relacionados con el ámbito literario. Convocatorias de concursos de poesía.
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Israel Liñán escribió:Qué pasada sería este poema ilustrado por el genial Moebius, se que murió y eso lo complica un poco, pero sería la ostia...
Siempre interesante tus propuestas compañero.
Josefa A. Sánchez escribió:Sigue el mundo en formación y vuelvo a lanzarme a este vacío. Un gusto.
Una abrazo.
Pepa
Carlos Justino Caballero escribió:Nésthor Olalla, Encuentro un misterio astral en letras distinguidas de poeta. Presente y con aplausos astrales. Mi enhorabuena, Nésthor.
Ramón Carballal escribió:Asombroso el poder imaginativo de este poema. Un atractivo viaje por los entresijos del cosmos. Enhorabuena y un saludo.
J. J. M. Ferreiro escribió:Un muy original poema de ciencia ficción evolutiva. Es muy raro encontrar poemas de este tipo y temática, de ahí su valor y agradecimiento por afrontar tan díficil reto debido a la complejidad e inventiva de su léxico y terminología.
Un placer evolucionar contigo amigo Nesthor.
Un abrazo.
Nésthor Olalla escribió:Aquello irradiaba luz.
Un humor densificado de estructura indefinida
cobraba forma y función
junto al cauce de los ríos de hidrógeno licuado y helio
que mansamente fluían
en los tiempos de esplendor del equinoccio humectante
fertilizando los suelos y las vastas extensiones
de los Valles interiores de Iriox
en las coordenadas cosmoquímicas de Arkö.
Tras la colisión del astro devino la Tempestad.
que hizo formar turbulencias de cúmulos globulares
en los sinfines abiertos donde el siempre permanece
y transita libremente lo absoluto.
Un sismo devastador acreciendo en espiral
destruyó por siempre el mito,
arrasando de raíz el Prisma azul,
sempiterno protector,
ciclópico,
inmensurable,
donde encontraban refugio enjambres de protoestrellas
violentadas por nucleones sin sus masas
en trance de concebir la secuencia conclusiva
de un soporte sustancial.
De aquel arquetipo madre surgió un nuevo paradigma.
Un orden nuevo surgía formando termo-periodos
fuerzas todas procedentes de una red descomunal
de fuentes alfa-ciclónicas
sin principio ni medida de exclusión,
Después del Séptimo Tiempo se originó aquella aurora.
Una gama de aleaciones y nebulosas de gas
fuertemente ionizadas
dieron lugar a estallidos de inusitada energía
formando así la Gran Nube,
hasta adaptarlo a la norma determinante del ciclo
que redefinió a su albur.
Nuevas formas conductivas
Provenientes de periodos ancestrales de las latitudes K
Engrosaban la matriz de furtivos meteoroides,
configurando así el gen de un grupo fermentativo
productor de cosmo-suero,
cultivos de ácido base que agrupaban subetapas
en mitóticos complejos de endolinfa luminar.
Partículas primordiales que absorbían cepas de tiempo
fueron interactuando,
ligándose a las cadencias de escalas en progresión;
cadenas de amino-enzimas combinadas por compuestos
y extractos de fuerza-espacio expedían vitalidad
en un proceso invasivo desde los hondos abismos
de los planos genitivos del azar.
Aquello dotó de efecto a una fuerza dominante;
una sólida estructura de colosal magnitud.
Termodinámicos nexos codificaron sus leyes
desde el centro precursor de un sistema-realidad
enmarañado y confuso,
producto de colisiones sin escala secuencial
de intensas preestructuras subastrales.
Fruto de esa pugna astral,
un fascinante apogeo de células metaplasmáticas
conmutaban variaciones y signos alterativos
en larvas encapsuladas por germinales biotipos,
proyectados para ser la esencia del nuevo embrión;
una entidad pluriforme que incubara su calor
en la exánime pavesa que surgiera al lixivar
un latido mineral que aún viviera en las entrañas
de los restos oxidados del Cometa.
Nésthor Olalla
Óscar Distéfano escribió:Nésthor Olalla escribió:Aquello irradiaba luz.
Un humor densificado de estructura indefinida
cobraba forma y función
junto al cauce de los ríos de hidrógeno licuado y helio
que mansamente fluían
en los tiempos de esplendor del equinoccio humectante
fertilizando los suelos y las vastas extensiones
de los Valles interiores de Iriox
en las coordenadas cosmoquímicas de Arkö.
Tras la colisión del astro devino la Tempestad.
que hizo formar turbulencias de cúmulos globulares
en los sinfines abiertos donde el siempre permanece
y transita libremente lo absoluto.
Un sismo devastador acreciendo en espiral
destruyó por siempre el mito,
arrasando de raíz el Prisma azul,
sempiterno protector,
ciclópico,
inmensurable,
donde encontraban refugio enjambres de protoestrellas
violentadas por nucleones sin sus masas
en trance de concebir la secuencia conclusiva
de un soporte sustancial.
De aquel arquetipo madre surgió un nuevo paradigma.
Un orden nuevo surgía formando termo-periodos
fuerzas todas procedentes de una red descomunal
de fuentes alfa-ciclónicas
sin principio ni medida de exclusión,
Después del Séptimo Tiempo se originó aquella aurora.
Una gama de aleaciones y nebulosas de gas
fuertemente ionizadas
dieron lugar a estallidos de inusitada energía
formando así la Gran Nube,
hasta adaptarlo a la norma determinante del ciclo
que redefinió a su albur.
Nuevas formas conductivas
Provenientes de periodos ancestrales de las latitudes K
Engrosaban la matriz de furtivos meteoroides,
configurando así el gen de un grupo fermentativo
productor de cosmo-suero,
cultivos de ácido base que agrupaban subetapas
en mitóticos complejos de endolinfa luminar.
Partículas primordiales que absorbían cepas de tiempo
fueron interactuando,
ligándose a las cadencias de escalas en progresión;
cadenas de amino-enzimas combinadas por compuestos
y extractos de fuerza-espacio expedían vitalidad
en un proceso invasivo desde los hondos abismos
de los planos genitivos del azar.
Aquello dotó de efecto a una fuerza dominante;
una sólida estructura de colosal magnitud.
Termodinámicos nexos codificaron sus leyes
desde el centro precursor de un sistema-realidad
enmarañado y confuso,
producto de colisiones sin escala secuencial
de intensas preestructuras subastrales.
Fruto de esa pugna astral,
un fascinante apogeo de células metaplasmáticas
conmutaban variaciones y signos alterativos
en larvas encapsuladas por germinales biotipos,
proyectados para ser la esencia del nuevo embrión;
una entidad pluriforme que incubara su calor
en la exánime pavesa que surgiera al lixivar
un latido mineral que aún viviera en las entrañas
de los restos oxidados del Cometa.
Nésthor Olalla
¿Y cómo sabes tú todo esto? ¿Quién te ha proporcionada tan secreta información? ¿No serás un poeta extraterrestre o, en todo caso, muy amigo de ellos? ¿O amigo de un dios, tal vez? Admirable paradigma de la imaginación. Leer tu poema es más que volar.
Un abrazo con mis aplausos.
Óscar
Óscar Distéfano escribió:Nésthor Olalla escribió:Aquello irradiaba luz.
Un humor densificado de estructura indefinida
cobraba forma y función
junto al cauce de los ríos de hidrógeno licuado y helio
que mansamente fluían
en los tiempos de esplendor del equinoccio humectante
fertilizando los suelos y las vastas extensiones
de los Valles interiores de Iriox
en las coordenadas cosmoquímicas de Arkö.
Tras la colisión del astro devino la Tempestad.
que hizo formar turbulencias de cúmulos globulares
en los sinfines abiertos donde el siempre permanece
y transita libremente lo absoluto.
Un sismo devastador acreciendo en espiral
destruyó por siempre el mito,
arrasando de raíz el Prisma azul,
sempiterno protector,
ciclópico,
inmensurable,
donde encontraban refugio enjambres de protoestrellas
violentadas por nucleones sin sus masas
en trance de concebir la secuencia conclusiva
de un soporte sustancial.
De aquel arquetipo madre surgió un nuevo paradigma.
Un orden nuevo surgía formando termo-periodos
fuerzas todas procedentes de una red descomunal
de fuentes alfa-ciclónicas
sin principio ni medida de exclusión,
Después del Séptimo Tiempo se originó aquella aurora.
Una gama de aleaciones y nebulosas de gas
fuertemente ionizadas
dieron lugar a estallidos de inusitada energía
formando así la Gran Nube,
hasta adaptarlo a la norma determinante del ciclo
que redefinió a su albur.
Nuevas formas conductivas
Provenientes de periodos ancestrales de las latitudes K
Engrosaban la matriz de furtivos meteoroides,
configurando así el gen de un grupo fermentativo
productor de cosmo-suero,
cultivos de ácido base que agrupaban subetapas
en mitóticos complejos de endolinfa luminar.
Partículas primordiales que absorbían cepas de tiempo
fueron interactuando,
ligándose a las cadencias de escalas en progresión;
cadenas de amino-enzimas combinadas por compuestos
y extractos de fuerza-espacio expedían vitalidad
en un proceso invasivo desde los hondos abismos
de los planos genitivos del azar.
Aquello dotó de efecto a una fuerza dominante;
una sólida estructura de colosal magnitud.
Termodinámicos nexos codificaron sus leyes
desde el centro precursor de un sistema-realidad
enmarañado y confuso,
producto de colisiones sin escala secuencial
de intensas preestructuras subastrales.
Fruto de esa pugna astral,
un fascinante apogeo de células metaplasmáticas
conmutaban variaciones y signos alterativos
en larvas encapsuladas por germinales biotipos,
proyectados para ser la esencia del nuevo embrión;
una entidad pluriforme que incubara su calor
en la exánime pavesa que surgiera al lixivar
un latido mineral que aún viviera en las entrañas
de los restos oxidados del Cometa.
Nésthor Olalla
¿Y cómo sabes tú todo esto? ¿Quién te ha proporcionada tan secreta información? ¿No serás un poeta extraterrestre o, en todo caso, muy amigo de ellos? ¿O amigo de un dios, tal vez? Admirable paradigma de la imaginación. Leer tu poema es más que volar.
Un abrazo con mis aplausos.
Óscar
¡ No sé qué decir, ante este despliegue de excelentes palabras!!!, o sea, que te dejo mi sincera felicitación.Nésthor Olalla escribió:Aquello irradiaba luz.
Un humor densificado de estructura indefinida
cobraba forma y función
junto al cauce de los ríos de hidrógeno licuado y helio
que mansamente fluían
en los tiempos de esplendor del equinoccio humectante
fertilizando los suelos y las vastas extensiones
de los Valles interiores de Iriox
en las coordenadas cosmoquímicas de Arkö.
Tras la colisión del astro devino la Tempestad.
que hizo formar turbulencias de cúmulos globulares
en los sinfines abiertos donde el siempre permanece
y transita libremente lo absoluto.
Un sismo devastador acreciendo en espiral
destruyó por siempre el mito,
arrasando de raíz el Prisma azul,
sempiterno protector,
ciclópico,
inmensurable,
donde encontraban refugio enjambres de protoestrellas
violentadas por nucleones sin sus masas
en trance de concebir la secuencia conclusiva
de un soporte sustancial.
De aquel arquetipo madre surgió un nuevo paradigma.
Un orden nuevo surgía formando termo-periodos
fuerzas todas procedentes de una red descomunal
de fuentes alfa-ciclónicas
sin principio ni medida de exclusión,
Después del Séptimo Tiempo se originó aquella aurora.
Una gama de aleaciones y nebulosas de gas
fuertemente ionizadas
dieron lugar a estallidos de inusitada energía
formando así la Gran Nube,
hasta adaptarlo a la norma determinante del ciclo
que redefinió a su albur.
Nuevas formas conductivas
Provenientes de periodos ancestrales de las latitudes K
Engrosaban la matriz de furtivos meteoroides,
configurando así el gen de un grupo fermentativo
productor de cosmo-suero,
cultivos de ácido base que agrupaban subetapas
en mitóticos complejos de endolinfa luminar.
Partículas primordiales que absorbían cepas de tiempo
fueron interactuando,
ligándose a las cadencias de escalas en progresión;
cadenas de amino-enzimas combinadas por compuestos
y extractos de fuerza-espacio expedían vitalidad
en un proceso invasivo desde los hondos abismos
de los planos genitivos del azar.
Aquello dotó de efecto a una fuerza dominante;
una sólida estructura de colosal magnitud.
Termodinámicos nexos codificaron sus leyes
desde el centro precursor de un sistema-realidad
enmarañado y confuso,
producto de colisiones sin escala secuencial
de intensas preestructuras subastrales.
Fruto de esa pugna astral,
un fascinante apogeo de células metaplasmáticas
conmutaban variaciones y signos alterativos
en larvas encapsuladas por germinales biotipos,
proyectados para ser la esencia del nuevo embrión;
una entidad pluriforme que incubara su calor
en la exánime pavesa que surgiera al lixivar
un latido mineral que aún viviera en las entrañas
de los restos oxidados del Cometa.
Nésthor Olalla