Editorial Alaire

Mario Martínez escribió:Hola Mar.
Una muñeca rota no es una muñeca muerta, eso lo transmite a la perfección tu poema, amiga mía. Un gusto leerte. Abrazos.
Mario.

Gracias Mario, yo también opino que uno puede estar herido pero no muerto. Lo mismo pasa con los juguetes.
Un abrazo.

Vicente Fernández-Cortés escribió:

MarRevuelta escribió:Tan solo es una muñeca rota
en el fondo del cesto de los juguetes
con la cara aplastada por el peso
de los otros muñecos nuevos;
sin más horizonte
que la trama del mimbre en la que se apoya.

No perdió un ojo, un brazo o una pierna,
perdió el alma, y sin ella, el hueco de plastico
con que la crearon, se ha convertido
en un silencioso habítaculo
donde un corazón late bajito
y lucha por recomponerse

Fíjate, Mar, que a mí esas muñecas desvencijadas postergadas al olvido que la madurez impone siempre me han producido un cierto desasosiego. Tu excelente poema recoge con sensibilidad esa idea.

Mi abrazo

No te produzcan ningún desasosiego, Vicente. Las muñecas siempre han sido inofensivas y sabes? incluso siendo muy muy viejas y olvidadas, siempre aparecerá quien quiera rescatarlas. No es mi caso, claro, mi muñeca no es tan vieja y tiene tanta fuerza que saldrá ella sola del cesto de los juguetes. Un abrazo.