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Mil gracias Pepa!...tus comentarios siempre son tan positivos como interesantes. Te dejo mi agradecimiento de siempre.Josefa A. Sánchez escribió:Hay mucha soledad entre esas sabanas que renuncian a la madugada y mucha belleza en tu forma de contarlo.
Un abrazo.
Pepa
Cuanto aprecio tu comentario, amigo.javierdicenzo80 escribió:Buen poema la ilasión felicitaciones amigo
javier
Gracias Miguel por tus palabras. Eres muy gentil.Miguel Alcantud escribió:Precioso poema Abel. Que maravilla cuando los sentimientos son capaces de aflorar de esa manera. Enhorabuena
Que grata sorpresa recibir tu comentario, Mario. Siempre te leo y admiro esa sabiduría que llevas a las letras, las cuales por respeto, no me atrevo a comentar ante mi falta de autoridad. Pero eso es cosa mía de guardarme tal inseguridad. Tienes razón...ante la ausencia las horas nocturnas se hacen eternas e irremediables. Intuyo que también sabes, de esos minutos de infinitos segundos.Mario Martínez escribió:Hola Abel.
La ausencia hace que las horas nocturnas se alargen hasta el infinito, amigo mío. Interesante poema. Abrazos.
Mario.
Gracias Alvaro por tu comentario, es saludable recibirlo.Álvaro Pieras escribió:He leído con interés este poema, está escrito con sentimiento.
Un saludo.
Abel Sal escribió:De amaneceres
Desperté de repente, inocente entre la sombra.
A tientas llegue al reloj detenido sin cuerda,
pasmado de gritar siempre las horas perdidas.
No regalaban sus agujas una intención divina.
Pensé en el nuevo día presente. Lo soñé y no estaba.
Mis dedos hinchados recorrieron la llanura de la sabana,
y frescos aún, entre la tela gastada no revelaron su tacto.
Fueron ciegos testigos de la promesa mentida.
Acomodaron la almohada mis brazos rendidos,
y dieron mil patadas a la nada mis piernas inquietas.
Mientras el índice cómplice del pulgar apretaban mis sienes,
sin el intento de hacerlo y por pura rabia,
entre la sombra dejé de lado mis amaneceres.
Siempre encuentro un encanto especial al leer tus comentarios...es que no se como agradecerte esa voluntad de hacerme llegar tu aprecio.E. R. Aristy escribió:Abel Sal escribió:De amaneceres
Desperté de repente, inocente entre la sombra.
A tientas llegue al reloj detenido sin cuerda,
pasmado de gritar siempre las horas perdidas.
No regalaban sus agujas una intención divina.
Pensé en el nuevo día presente. Lo soñé y no estaba.
Mis dedos hinchados recorrieron la llanura de la sabana,
y frescos aún, entre la tela gastada no revelaron su tacto.
Fueron ciegos testigos de la promesa mentida.
Acomodaron la almohada mis brazos rendidos,
y dieron mil patadas a la nada mis piernas inquietas.
Mientras el índice cómplice del pulgar apretaban mis sienes,
sin el intento de hacerlo y por pura rabia,
entre la sombra dejé de lado mis amaneceres.
que dicientes son las entrads y las salidas en la escena. logras formar una estampa de los amantes cuando toman su turno en abandonar al amor. Un placer leerte, Abel.
ERA
Estimado Ramón, es un honor y por lo tanto vaya mi mas sincero agradecimiento por tu comentario. No esperaba tanto.Ramón Carballal escribió:Me gusta esta detallada descripción de un despertar. Buen poema. Saludos cordiales.
Estimado amigo:Abel Sal escribió:De amaneceres
Desperté de repente, inocente entre la sombra.
A tientas llegue al reloj detenido sin cuerda,
pasmado de gritar siempre las horas perdidas.
No regalaban sus agujas una intención divina.
Pensé en el nuevo día presente. Lo soñé y no estaba.
Mis dedos hinchados recorrieron la llanura de la sabana,
y frescos aún, entre la tela gastada no revelaron su tacto.
Fueron ciegos testigos de la promesa mentida.
Acomodaron la almohada mis brazos rendidos,
y dieron mil patadas a la nada mis piernas inquietas.
Mientras el índice cómplice del pulgar apretaban mis sienes,
sin el intento de hacerlo y por pura rabia,
entre la sombra dejé de lado mis amaneceres.
Mil gracias Begoña, eres muy generosa. Por otra parte, esa frase que te ha salido, es posible que vaya acorde al escrito y por lo tanto me dejas pensando...y que si tengo tu permiso, me gustaría conservarla. Es profunda e inteligentemente cierta.Begoña Egüen escribió:Estimado amigo:Abel Sal escribió:De amaneceres
Desperté de repente, inocente entre la sombra.
A tientas llegue al reloj detenido sin cuerda,
pasmado de gritar siempre las horas perdidas.
No regalaban sus agujas una intención divina.
Pensé en el nuevo día presente. Lo soñé y no estaba.
Mis dedos hinchados recorrieron la llanura de la sabana,
y frescos aún, entre la tela gastada no revelaron su tacto.
Fueron ciegos testigos de la promesa mentida.
Acomodaron la almohada mis brazos rendidos,
y dieron mil patadas a la nada mis piernas inquietas.
Mientras el índice cómplice del pulgar apretaban mis sienes,
sin el intento de hacerlo y por pura rabia,
entre la sombra dejé de lado mis amaneceres.
Leyendo tu magnífico poema, me ha salido esta frase que va acorde con él, o eso creo yo.
"Hay ausencias que acunan la intensidad de las horas". Un placer haberme detenido a leer y comentar . Me ha encantado.
Un abrazo.
BEGOÑA.
Claro que sí te doy mi permiso. Es gratificante que un poeta tan reconocido se digne a conservar mi humilde frase. Te lo agradezco de corazón.Abel Sal escribió:Mil gracias Begoña, eres muy generosa. Por otra parte, esa frase que te ha salido, es posible que vaya acorde al escrito y por lo tanto me dejas pensando...y que si tengo tu permiso, me gustaría conservarla. Es profunda e inteligentemente cierta.Begoña Egüen escribió:Estimado amigo:Abel Sal escribió:De amaneceres
Desperté de repente, inocente entre la sombra.
A tientas llegue al reloj detenido sin cuerda,
pasmado de gritar siempre las horas perdidas.
No regalaban sus agujas una intención divina.
Pensé en el nuevo día presente. Lo soñé y no estaba.
Mis dedos hinchados recorrieron la llanura de la sabana,
y frescos aún, entre la tela gastada no revelaron su tacto.
Fueron ciegos testigos de la promesa mentida.
Acomodaron la almohada mis brazos rendidos,
y dieron mil patadas a la nada mis piernas inquietas.
Mientras el índice cómplice del pulgar apretaban mis sienes,
sin el intento de hacerlo y por pura rabia,
entre la sombra dejé de lado mis amaneceres.
Leyendo tu magnífico poema, me ha salido esta frase que va acorde con él, o eso creo yo.
"Hay ausencias que acunan la intensidad de las horas". Un placer haberme detenido a leer y comentar . Me ha encantado.
Un abrazo.
BEGOÑA.
Nuevamente, gracias por todo.
Un abrazo, amiga.
Abel.