Ignacio Mincholed escribió:Saludos, Rafael. Que estaba yo a medio gas por un catarro de esos que embotan cañerías y mente y el leer tu poema me ha provocado rebelarme contra el catarro.
Poética. Mi defendida antes que la poesía. Términos comentados, y aunque no siempre determinantemente aclarados si suficientemente expuestos, poética y poesía aquí en estado confluyen exactos.
El objeto poético está presente, se manifiesta mediante tu obra en brillante poesía.
En tu comentario consecuente al de José Junco, muy ilustrativo, encuentro partes con las que coincido plenamente y otras en cambio que se me hacen cuesta arriba (ya sabes). Total, que sólo me queda felicitarte por esta obra.
Un abrazo,
Ignacio
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Muchas gracias, amigo Ignacio, te agradezco el comentario que me regalas y me alegra que te haya gustado el poema.
Defiendes la poética frente a la poesía. Bien. Supongo que por poética podemos entender la forma de crear poesía de cada autor. También podemos entender como poética al conjunto de normas que rigen el mundo de los versos. De acuerdo.
Si es a eso a lo que te refieres con “poética”, estamos hablando de lo mismo, porque poesía es también lo que hemos dicho que era la poética.
A partir de ahí, mi poética, tú poética, nuestra poética,vuestra, etc., tendrían cabida.
Ayer en el chat, salió a colación que si fraccionáramos un recibo de la luz, a la manera de los versos, el resultado se podría llamar poema. Bueno, ese es un ejemplo muy extremo, pero sí, si compusiéramos versos con un texto cualquiera, una factura, un recibo, etc., podríamos obtener un poema. Esta deducción parte de que los versos lo son a pesar de su calidad, de otra manera tendríamos que tirar a la papelera la inmensa mayoría de versos que se han escrito a través de la historia. Por lo tanto, si somos capaces de componer versos con el texto de un recibo de la luz, el resultado será un poema, puede ser un poema horripilante, pero será un poema como tantos otros poemas horripilantes que se han escrito.
Por otra parte, no creo que sea conveniente que los poetas oficien de críticos literarios. ¿Quién sabe reconocer un genio? ¿Por qué tenemos que poner cortapisas a lo que decimos?
Creo que las normas se tienen que basar en la manera de decirlo, porque queremos decirlo por medio del lenguaje rítmico por excelencia: el poema. Y el poema tiene unas peculiaridades que lo hacen diferente de cualquier otra forma de lenguaje.
Con lo dicho, persigo dotar la poesía o, mejor dicho, la poética, de una serie de normas que permiten empezar por la base y terminar en el lugar exacto en que termina la capacidad evolutiva del autor. Las normas tienen que ser muy simples, muy fáciles, pero inquebrantables.
Las normas, especialmente la pausa versal, serían los límites de un campo de fútbol. Dentro del campo se puede hacer lo que se quiera, siempre que se juegue al fútbol (o escribir poemas dignos).
Es obvio que para pegarle al balón, habrá expertos que te enseñen, pero más allá de los expertos, siempre surgen los artistas; unos inventan el golpeo y otros ejecutan a la perfección el golpeo clásico. La libertad es total, siempre y cuando metas goles.
Traspasado a la poesía, meter goles significa escribir un buen poema.
Estimado colega, estoy convencido de que para escribir poemas con un nivel aceptable, se tienen que tener unas cualidades equis, luego con esas cualidades equis y mucho entrenamiento se pueden llegar a meter goles.Si el poeta viene de una escuela, es decir, sabiendo la base, todo resultará más sencillo, incluso se puede dar el caso de que el poeta que llegue, se dé cuenta de que nunca meterá un gol, y se vaya por donde ha venido, en busca de otras disciplinas más asumibles. El mundo no termina con el fútbol ni con la poesía.
En fin, la poesía o poética, a mi juicio, no se pueden trabajar a conciencia si no se desprenden de ese halo mágico con el que muchos poetas las han querido vestir. Poesía, suponiendo el talento, es igual a trabajo, como cualquier otra disciplina del arte. O eso creo.
Un cordial abrazo.