Publicado: Jue, 26 May 2011 8:34
Muchas gracias por tus amables palabras. Un saludo cordial.Tristana del Solar escribió:La belleza preside este poema, salgo encantada de él. Mi enhorabuena y un saludo.
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Muchas gracias por tus amables palabras. Un saludo cordial.Tristana del Solar escribió:La belleza preside este poema, salgo encantada de él. Mi enhorabuena y un saludo.
Gracias, Nadia, por leerme y comentar. Un saludo cordial.Nadia Conde escribió:Tu poema es muy bello, un gusto leerte, Ramón.
Saludos.
Muchas gracias, Vicente, por esas palabras que me dejas. Un abrazo.Vicente Fernández-Cortés escribió:Abordar tu obra, Ramón, es siempre garantía de deleite.
Siempre un placer transitar tus versos.
Mi abrazo
Gracias a ti, Marisa, por tu amable comentario. Un abrazo.Marisa Peral escribió:Ramón Carballal escribió:Atrás queda el sabor de la isla, atrás el silencio
de la arena o el éxtasis de los hombres sin fe.
El regreso se ha colmado de azul y en aeropuertos
sin maquillar los destinos cabecean como ancianos
nocturnos.¿Qué color y qué sueño, adónde la caligrafía
del portal, la zarza, la bienvenida roja de los
incendios o esa humedad apenas ninfa, sol herido?
La ciudad miente, sí, la ciudad que ha sido mía
como un oasis en los brazos de la duda. Hay
símbolos: cines de roídas primaveras, plazas
como un corazón blanco, paseos que el mar niega,
la soledad de un faro que gobierna el eco de la memoria
y el confín- y de pronto la gimnasia de impronunciables
caderas o aquél mirar vertebrado en océanos,
transparente en su quietud-. Tú no describes las
palabras que sé, tú sueñas con el murmullo de
los élitros. Se abren las ventanas que nadie conoce
y la música surge vacía de soliloquios. En la habitación
aún guardo cajas hermafroditas, oscuros juegos
de infancia que se pegan al marfil y denuncian
la sed intratable de un suspiro. Y dime ¿cuándo
la impoluta cruz de las silabas ha dejado de ser hastío?
Sin néctar ni hélices el pálpito de un reloj se columpia
para ti, tal vez para mi.
Tus poemas siempre son "atrapadores" y nos conducen entre sus versos como si nos administrases una pócima mágica.
Hay bellísimas metáforas, Ramón, dignas de ser robadas, ándate con ojo
Preciocismo puro.
Gracias y un abrazo.
Ramón Carballal escribió:Atrás queda el sabor de la isla, atrás el silencio
de la arena o el éxtasis de los hombres sin fe.
El regreso se ha colmado de azul y en aeropuertos
sin maquillar los destinos cabecean como ancianos
nocturnos.¿Qué color y qué sueño, adónde la caligrafía
del portal, la zarza, la bienvenida roja de los
incendios o esa humedad apenas ninfa, sol herido?
La ciudad miente, sí, la ciudad que ha sido mía
como un oasis en los brazos de la duda. Hay
símbolos: cines de roídas primaveras, plazas
como un corazón blanco, paseos que el mar niega,
la soledad de un faro que gobierna el eco de la memoria
y el confín- y de pronto la gimnasia de impronunciables
caderas o aquél mirar vertebrado en océanos,
transparente en su quietud-. Tú no describes las
palabras que sé, tú sueñas con el murmullo de
los élitros. Se abren las ventanas que nadie conoce
y la música surge vacía de soliloquios. En la habitación
aún guardo cajas hermafroditas, oscuros juegos
de infancia que se pegan al marfil y denuncian
la sed intratable de un suspiro. Y dime ¿cuándo
la impoluta cruz de las silabas ha dejado de ser hastío?
Sin néctar ni hélices el pálpito de un reloj se columpia
para ti, tal vez para mi.
Te agradezco esas palabras que me dejas. Un abrazo.E. R. Aristy escribió:Ramón Carballal escribió:Atrás queda el sabor de la isla, atrás el silencio
de la arena o el éxtasis de los hombres sin fe.
El regreso se ha colmado de azul y en aeropuertos
sin maquillar los destinos cabecean como ancianos
nocturnos.¿Qué color y qué sueño, adónde la caligrafía
del portal, la zarza, la bienvenida roja de los
incendios o esa humedad apenas ninfa, sol herido?
La ciudad miente, sí, la ciudad que ha sido mía
como un oasis en los brazos de la duda. Hay
símbolos: cines de roídas primaveras, plazas
como un corazón blanco, paseos que el mar niega,
la soledad de un faro que gobierna el eco de la memoria
y el confín- y de pronto la gimnasia de impronunciables
caderas o aquél mirar vertebrado en océanos,
transparente en su quietud-. Tú no describes las
palabras que sé, tú sueñas con el murmullo de
los élitros. Se abren las ventanas que nadie conoce
y la música surge vacía de soliloquios. En la habitación
aún guardo cajas hermafroditas, oscuros juegos
de infancia que se pegan al marfil y denuncian
la sed intratable de un suspiro. Y dime ¿cuándo
la impoluta cruz de las silabas ha dejado de ser hastío?
Sin néctar ni hélices el pálpito de un reloj se columpia
para ti, tal vez para mi.
Tu lenguaje es un sello inconfundible. A pesar de los pesares, hay un columpio que no deja de mecesrce alegre y eterno dentro de ti.
Siempre, siempre me maravillas.
Un abrazo,
ERA