Hay que rendir cuentas

[Alejandro Costa López]

Hay que rendir cuentas
aunque nada ni nadie las exija
y los escalones se desgasten con demasiada facilidad.

Hay que rendir cuentas
a pesar de la fragilidad manifiesta
que adorna nuestra escultura,
al lamento, a veces inhumano,
que el pedrisco, en su llanto,
libera en la ensenada adormecida de la decencia.

Es necesario rendir cuentas
y no callar nuestros desvelos,
pues los desvaríos son grietas solapadas
al sendero errante de los cuervos despiadados.

Así, se cierne el vacío del agrietado precipicio,
relleno de plumas de aves degolladas
por el salario rapaz de la vida.

Al final, queramos o no,
hay que rendirle cuentas
al paseo clandestino de la torpeza,
exponerse al aguijón del alacrán,
e invocar salmos de perdón
ante las cruces del arrepentimiento
o las creencias más mundanas.

A veces,
el final se firma con la sangre cuajada
de la más impura existencia.

[Administración Alaire]

Sube de la Sala de Espera.