
El niño quedó varado a la esterilidad del blanco
.XI.
Desnuda de mí
vierto horizonte a los puntos cardinales
que desbordan su cansancio al umbral de la zanja
a la espera del suicidio de la luz
que proyecta su hondura en las entrañas
Allí donde la garganta se escalda
la resequedad cuartea ligamentos
que empobrece el rigor de la palabra
Al atardecer acaricio de hinojos a la rama
el costal maloliente de otoños
que entre mis sedas urden su hojarasca