Allison’s Bug

Cuentos, historias, relatos, novelas, reportajes y artículos de opinión que no tengan que ver con la poesía, todo dentro de una amplia libertad de expresión y, sobre todo, siempre observando un escrupuloso respeto hacia los intervinientes.

Moderador: Hallie Hernández Alfaro

Eduardo R. de la Cruz
Mensajes: 356
Registrado: Lun, 03 Mar 2008 22:22
Ubicación: Cd de Mexico
Contactar:

Allison’s Bug

Mensaje sin leer por Eduardo R. de la Cruz »

Allison’s Bug
/ a la memoria de Benedetti

En una canasta de mimbre enormes larvas glaseadas se retuercen al rayo de sol, brillantes movimientos ondulatorios que simulan una tripa anillada, digiriendo cerúleas lombrices, excitadas por la tibia cercanía de una mano inocente y curiosa. Un chico de Nanterre le pregunta a Allison qué es esa extraña remolacha que se mueve sincopadamente, con un ritmo extraño e hipnótico.
-Son capullos.
-¿Y dónde los hallaste?
-En la estación, los olvidó un hombre, iba deprisa y los dejó en ésta canasta.
El chico, volvió a echar una mirada al cesto y frunciendo el ceño, lamentó el mal olor del contenido.
-¿Por qué se agitan así?
-Porque les eché sal
El color azul tornasol, azul verdoso, azul ultramar, azul índigo, azul pensamiento, azul ácido, azul violeta, azul ojos de Allison, le semejaba una sopa de cosas vivas, como una especie de animales marinos del norte, de los pescadores de Étretat.
-¿Y qué hacen, aparte de moverse como babosas?
-Nada, solo esperan-
El tren llegó y el niño tomó la mano de su madre, volvió a lanzar una última mirada al cesto de Allison, luego se marchó con el ruido mecánico que se alejaba por las vías. La niña bamboleando sus piernas contra la banca pensó darle un capullo, de recuerdo, pero, el tren ya había salido del pabellón. Entonces sacó de su boca el caramelo que saboreaba desde hacía rato. Con impaciencia lo depositó entre esos seres sin facciones. Silenciosos, se enredaron entre la pequeña esfera de sabor cereza que, fue hundiéndose entre ellos rápidamente. La pequeña mano de Allison apenas cabía en la bolsa que antes envolvía un emparedado y tomó por fin uno de esos capullos con sus dedos. Al contacto con el aire del andén, el pequeño animal se retorcía con fuerza, cayendo de los dedos de la niña. Los ojos azules de Allison se ensancharon al mirar que el capullo índigo se desvanecía, como un terrón de azúcar al entrar al café, entre el duro piso cerámico que sostenía su banca, en la estación de la Gare St-Lazare. Nada quedó sobre el piso, ni una mancha que delatara sobre la blancura del mármol el azul de ese pequeño capullo desaparecido.

Casi en ese mismo instante, en Monterrey eran las once de la noche, cuando un hombre fue internado de emergencia en el hospital regional de la ciudad. Sufría una conmoción general por una hemorragia severa, provocada por una amputación o desprendimiento de su mano izquierda. El hombre iba acompañado de otro más joven, su consternado hermano. Una vez ingresado a terapia intensiva, el hermano del herido fue llamado a declarar lo que supiera del accidente de su hermano. El joven, torpemente, alcanzaba a balbucir entre dientes que de la nada había aparecido, mientras miraban el partido de fútbol, un agujero, de ése agujero salió un gusano que se enredó en la mano de su hermano, arrancándosela y volviendo a desaparecer. El sicólogo del nosocomio llamó a un grupo de enfermeras y sedaron al joven. Mientras Allison, bajaba de la banca, asistiendo al llamado de su madre, dejando olvidado en la banca, un vientre de mimbre.
© TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
Hallie Hernández Alfaro
Mensajes: 19451
Registrado: Mié, 16 Ene 2008 23:20

Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

Ay, Eduardo, este relato urga los tejidos profundos del inconciente humano, de la farola quemada entre flores azules, del osco clamor de las frutas que reptan su amargo destino...

Cerca y entre todos homenajeando a Nuestro Benedetti.

Hallie
"En el haz áureo de tu faro están mis pasos
porque yo que nunca pisé otro camino que el de tu luz
no tengo más sendero que el que traza tu ojo dorado
sobre el confín oscuro de este mar sin orillas."

El faro, Ramón Carballal
Responder

Volver a “Foro de Prosa”