Sin palabras (Cotidianas)

Cuentos, historias, relatos, novelas, reportajes y artículos de opinión que no tengan que ver con la poesía, todo dentro de una amplia libertad de expresión y, sobre todo, siempre observando un escrupuloso respeto hacia los intervinientes.

Moderador: Hallie Hernández Alfaro

Avatar de Usuario
Cynthia Harte
Mensajes: 89
Registrado: Jue, 02 Oct 2008 17:34
Ubicación: Montevideo-Uruguay
Contactar:

Sin palabras (Cotidianas)

Mensaje sin leer por Cynthia Harte »

Imagen



-¿Dónde venden alas?-interrumpió Candelaria en la cocina, mientras intentaba no derramar una lágrima por los efluvios de la cebolla que sucumbía bajo mi cuchilla, y que debido a su altura le quedaba justo frente a su nariz.
-¿Qué?-le dije, barajando un morrón rojo de la mesada, que sería el próximo en entrar a la salsa.
-¿Qué donde vende alas?-repitió en tono ofuscado, aunque no sé si por que le hice repetir la pregunta (y eso le molesta mucho),o por la cebolla que hacia que refregara sus manitas de “jardinera” por los llorosos ojos, pintándole un tono “barroso” en la cara.
-Yo que sé, Candelaria….no te dije que los niños no deben entrar a la cocina-me apuré a responder previendo que la comida no estaría a tiempo debido a una extensa conversación explicativa de por que no se venden alas y las consecuentes preguntas de Candelaria.
No muy contenta volvió a sus quehaceres, que consistían en sembrar (y comerse alguna), semillas de girasol. Tarea no muy fácil debido a que su compañero de faena iba detrás de ella, desenterrándolas y engulléndolas de un certero picotazo:
-¿Pepe, los gallos comen maíz-se oía la voz de Cande, seguido de algún kikiriqueo de Pepe, resultado de un palazo o terrón de tierra que pasaba rozando su cresta.



Terminada mis tareas culinarias, que aunque no fueran un arte, olían estupendamente, fui a la huerta a ver como iba la siembra, olvidada ya de la fugaz conversación en la cocina.
Una mañana tibia, que me invito a quedarme sentada bajo el sauce…
-¡Che, Cande!-llamé, sabiendo de antemano, con cierto aire de superioridad, que a los niños pequeños les parece divertido hacer esas tareas, que nosotros por vagos no hacemos
-¿Me traes el encendedor de la cocina?-cabe destacar que desde el sauce a la cocina hay un buen trecho, no daba para caminarlo dos veces.
-¿Qué?-me dijo, y creó que hasta el Pepe me miro de reojo esbozando una sonrisa.
-¿Si no me traes el encendedor de la cocina?






-¡Que pena!,los niños no pueden entrar a la cocina, Pepe ¿vos sabes donde venden alas?.
Este poema, está registrado y protegido por la ley de propiedad intelectual (licencia C.C) y el codigo penal vigente.Puede ser reproducido siempre que acrediten mi autoría
No puede ser usado por medios virtuales o materiales cuyo propósito sea ofensivo.
Cordialmente Cynthia Harte.
Responder

Volver a “Foro de Prosa”