Calaveritas a Joaquín Sabina para su postrer viaje

[Alonso Vicent]

Muy, muy de Sabina.

Son especialmente buenos.

Llevan su impronta, su sal, hasta su desgarrada voz.

Me han gustado mucho.

Felicidades.

Un abrazo.

Años oyendo sus canciones y leyendo algún que otro poemario de sonetos de esos que echa al vuelo, con licencias incluidas.
Muchas gracias, Alejandro, mientras todos los presentes sigamos vivos.
Un abrazo con naranjas desde estos huertos.

[Alonso Vicent]

Como si le hubieras puesto, de tu mano, su bien merecida chistera poética. Por un momento pensé que era un homenaje póstumo y me puse a mirar como loco en las noticias. Pero no, sigue por ahí calaverando y asustando a las viejas con su voz. Que Dios nos lo conserve por muchos siglos. Muchas gracias por tan ajustado poema.

Oh, sigue vivo, y que así sea por los años de los años que le toque vivir, como a cualquier mortal.
Desde los tiempos de "La Mandrágora" que me acostumbré a oírlo; después solo tuve que adaptarme a sus cambios de voz, que no de oído.
Un abrazo, José, con música de fondo y una gorra de jornalero.

[Alonso Vicent]

.

Qué buenas y hermosísimas calaveritas (estrofas/vidas) has creado, hermano león.
Quienes amamos la obra de Sabina, lo reconocemos y celebramos a rabiar en este gran poema.

Aplaudo con emoción; un abrazo de los grandes.

Como buen felino recibo tu comentario, Hallie, toponando con la cabeza y emitiendo un ronroneo de universal agradecimiento.
El chaval sigue en sus trece y en sus diecinueve días y muchas más que quinientas noches.
Un abrazote sin garras a la vuelta de la recolección de clementinas de parte de este flaco desde hace mucho.

[Alonso Vicent]

Qué buenas y divertidas son estas estrofas. Yo también me asusté y pensé que Sabina estaba ya con la parca.
Parece que resiste esa voz cazallera.
Te felicito.
Un abrazo enorme.

Con un carajillo me levanto
a la sombra de la iglesia
y del espíritu santo.
Vivos seguimos todos, Ana, pese a las contingencias y el desgaste del cuerpo entre otras mermas.
Me gusta darle la vuelta a la muerte y cantar o bailar, por si las moscas, mientras el cuerpo aguante.
Un abrazote desde estas tierras vecinas.

[Alonso Vicent]

Coincido con todos los compañeros y celebro este homenaje excelente.
Sabina es incombustible y tú, querido “gato” cuida las vidas que te quedan para que nos hagas estos regalos.

Felicidades, Alonso, un abrazo grande.

Ay, que ya no me quedan muchas si son siete. Pero espero que a los "supergatos" nos reserven alguna más, je, je.
Muchas gracias, Marisa, y seguimos oyendo sus voz carajillera cuando nos lo permiten el tiempo y las esperas.
Un abrazo de media tarde.

[Alonso Vicent]

Hola, Alonso:

Son fabulosas estas calaveritas. Te han quedado muy bien. Con ese toque cínico muy de Sabina.

Aplausos
Un abrazo
Ana

Muchas gracias, Ana, de parte de este flaco adicto al humor, a la música y a las letras.
Un abrazo de carne y hueso.

[Alonso Vicent]

Un homenaje a una de mis personas favoritas.
Te ha quedado muy bueno.

Felicitaciones por el reconocimiento.

Saludos.

Joaquín, buen chaval... y a mi que me tiembla su voz y recorro con ella desde la Argentina hasta México, pasando por Madrid, y los rincones de mi casa... pues que tuve que dedicarle estas calaveritas.
Espero que no las lea, que me manda a sus abogados, je, je.
Un saludote, Ara, agradecido.

[Alonso Vicent]

Me asombra tu facilidad para el soneto. Reinterpretas a Sabina con ingenio y creatividad. Felicidades y un abrazo.

Andaban escritas estás calaveritas desde su último infarto, o el mío, ya no recuerdo. Pero aquí seguimos todos los que seguimos disfrutando de la música y letra de los incombustibles.
La culpa de que estas calaveritas se expresasen por sonetos es de su libro "Ciento volando de catorce"... aunque el que las escribio ande entre los sesenta y los setenta y siga pensando en volar.
Un abrazote, Ramón, de tarde y media.

[Alonso Vicent]

¡Genial, Alonso! ¡Qué bien reflejas el espíritu del poeta y cantautor Joaquín Sabina! Comparto el fervor expuesto y el estilo y manera de exponerlo. Muy bueno. Salud.

Muchas gracias, Julio. De tanto oírlo y cantarlo uno queda impregnado de su estilo, aunque después escriba lo que buenamente puede.
Un abrazo, y mucha salud porque nos la merecemos.

[Alonso Vicent]

Me han encantado estos cuatro sonetos tan bien escritos y tan reflejado el destinatario. Felicidades por esta magnífica obra.
Abrazos y salud

Muchas gracias, Pilar, que las letras con música entran, no con sangre que decían en otros tiempos.
Un abrazo desde el Levante.

[Fernando Marcos Rentero]

Me encantó, amigo Alonso. Con litrona o sin litrona, el amigo Joaquin le pondría unos acordes de guitarra a tan bello homenaje. Un abrazo.

[E. R. Aristy]

CALAVERITAS A JOAQUÍN SABINA PARA SU POSTRER VIAJE.

                          I
Te perdono la próxima (canción) de amor
y los labios turgentes que no besas,
los ojos de las gatas y diablesas,
las uñas en la espalda al portador.

Disculpa a este soneto y a su autor
que se adelanta al tiempo y las traviesas
de un tren que parte adicto a las sorpresas
por mucho que el que suba sea escritor.

Solo es un homenaje, no te apures,
unas letras sin son ni partitura,
unos versos a ras de una tumbona.

Lo más jodido, coño, es que perdures
estando sin estar y sin figura.
¡Que muerto no nos sirve tu neurona!

PD
Saluda a la Llorona
cuando al infierno llegues, de mi parte,
mientras aquí jugamos al descarte.

¡Jefe, otra litrona!


                    II
Anda rondando la Catrina, hermano,
para sacarnos a bailar al alba,
puede que llegue con su rancia calva
o una mirada o gesto casi humano.

Puede que venga descalza, temprano,
o a media tarde, quizás, sana y salva
para intentar que criemos la malva
de lo terrestre, divino o profano.

Viene la Flaca, se acerca a los flacos,
trae bebida, canciones y huesos;
Sandunga quiere marcarse unos versos.

Liviana es como el aire y muy alta,
como el pesar de un acierto que falta,
como los fallos finales cardiacos. 

                          
                            III
Te fuiste, compañero, y tanto que te fuiste
a la hora en que todo termina o se pospone,
te llevaste los huesos, también el argemone
que mantenía a raya las sierpes que sufriste.

Entiendo que el vivir no tuvo que ser triste
aunque lo niegues todo y todo te perdone;
pero que buen momento cuando tu voz propone,
vivo o muerto, los restos si es que tal cosa existe.

Carajillera voz, en celofán envuelta,
que lleva a la aventura y llama a la revuelta,
al roce y al contacto a toque de motivo.

Acordes de pirata con un gallito al hombro,
pentagramas floridos al borde del escombro,
cautivo de la fama y de la muerte esquivo.


                       IV
Tengo una colección de despedidas
en un baúl, si quieres te las presto;
no suelo utilizarlas. Sigo expuesto
al trasiego de idas y venidas,

a un presente que exige sus huidas,
a la media naranja de lo opuesto
que llena los rincones de este arresto
que viene como un traje a la medida.

Cuando el bar no nos cure las urgencias,
cuando los escenarios no recuerden,
cuando se acaben todas las licencias,

pediremos un doble de la Nada
para brindar con todos los que pierden
de vista los cipreses, la coartada.

No conozco a Sabina, Alonso, perp si lo mucho que es admirado, y pues aquí le honras con gran ingenio y sentimiento. Me alegra que sea en vida, felicidad para ambos y mas poesía que deja huellas y qué mas alto halago que el aprecio de un poeta a otro.

[Alonso Vicent]

Me encantó, amigo Alonso. Con litrona o sin litrona, el amigo Joaquin le pondría unos acordes de guitarra a tan bello homenaje. Un abrazo.

Qué frustración no haber aprendido a tocar la guitarra. En la andana la tengo. Cuando me jubile igual me hago el ánimo.
Muchas gracias, compañero, desde este patio, antiguo cementerio de los frailes de al lado.

[Alonso Vicent]

CALAVERITAS A JOAQUÍN SABINA PARA SU POSTRER VIAJE.

                          I
Te perdono la próxima (canción) de amor
y los labios turgentes que no besas,
los ojos de las gatas y diablesas,
las uñas en la espalda al portador.

Disculpa a este soneto y a su autor
que se adelanta al tiempo y las traviesas
de un tren que parte adicto a las sorpresas
por mucho que el que suba sea escritor.

Solo es un homenaje, no te apures,
unas letras sin son ni partitura,
unos versos a ras de una tumbona.

Lo más jodido, coño, es que perdures
estando sin estar y sin figura.
¡Que muerto no nos sirve tu neurona!

PD
Saluda a la Llorona
cuando al infierno llegues, de mi parte,
mientras aquí jugamos al descarte.

¡Jefe, otra litrona!


                    II
Anda rondando la Catrina, hermano,
para sacarnos a bailar al alba,
puede que llegue con su rancia calva
o una mirada o gesto casi humano.

Puede que venga descalza, temprano,
o a media tarde, quizás, sana y salva
para intentar que criemos la malva
de lo terrestre, divino o profano.

Viene la Flaca, se acerca a los flacos,
trae bebida, canciones y huesos;
Sandunga quiere marcarse unos versos.

Liviana es como el aire y muy alta,
como el pesar de un acierto que falta,
como los fallos finales cardiacos. 

                          
                            III
Te fuiste, compañero, y tanto que te fuiste
a la hora en que todo termina o se pospone,
te llevaste los huesos, también el argemone
que mantenía a raya las sierpes que sufriste.

Entiendo que el vivir no tuvo que ser triste
aunque lo niegues todo y todo te perdone;
pero que buen momento cuando tu voz propone,
vivo o muerto, los restos si es que tal cosa existe.

Carajillera voz, en celofán envuelta,
que lleva a la aventura y llama a la revuelta,
al roce y al contacto a toque de motivo.

Acordes de pirata con un gallito al hombro,
pentagramas floridos al borde del escombro,
cautivo de la fama y de la muerte esquivo.


                       IV
Tengo una colección de despedidas
en un baúl, si quieres te las presto;
no suelo utilizarlas. Sigo expuesto
al trasiego de idas y venidas,

a un presente que exige sus huidas,
a la media naranja de lo opuesto
que llena los rincones de este arresto
que viene como un traje a la medida.

Cuando el bar no nos cure las urgencias,
cuando los escenarios no recuerden,
cuando se acaben todas las licencias,

pediremos un doble de la Nada
para brindar con todos los que pierden
de vista los cipreses, la coartada.

No conozco a Sabina, Alonso, perp si lo mucho que es admirado, y pues aquí le honras con gran ingenio y sentimiento. Me alegra que sea en vida, felicidad para ambos y mas poesía que deja huellas y qué mas alto halago que el aprecio de un poeta a otro.

Típicas son las calaveritas en México y para dos flacos un buen argumento para seguir con vida. Ya llegará el momento, pero mientras tanto a seguir disfrutando con músicas y letras.
Un abrazo, ERA, océano de por medio.

[F. Enrique]

Buen poema para nuestro entrañable canalla.