
¿Adónde han ido las mejillas rojas?
Eran el corazón que se asomaba.
¿Dónde han volado las caídas hojas
del árbol de la vida que mudaba?
Yo no sabía mucho de la vida.
Al principio eres sólo un visitante.
Pero el alma cuando siente nunca olvida,
aunque ya nunca regrese aquel instante.
Las hojas que el viento llevó a su capricho,
ahora son del aire fugaz melodía.
Secretos del alma que no fueron dichos,
destellos de todo lo que precedía.
Hoy miro al cielo y te veo dulce estrella.
Cofre adorado que un tesoro alojas.
De la bóveda de jade la chispa más bella,
que en tu fuego guardas las mejillas rojas.