El dolor

[Ramón Carballal]

El dolor no grita, al contrario de lo pensable,
no está en el aullido, ni en la queja,
ni en el rictus que camufla la tez en lívida sombra.

El dolor es semilla que crece en el hondo pozo del silencio,
fertiliza y de su raíz nace la rosa de la desesperación.

El dolor nunca naufraga, flota en la hiel de los párpados
y llama a la lágrima con su canto de sirena,
escoge al albur el recipiente de la desgracia,
sin preferir edad, solo un gusto a sangre arcana
-porque es secular, eterna su sombra
en el tránsito infinito de los siglos-
le pierde, allí encuentra el reconocimiento a su valía;
pero no desdeña el caudal de la sangre joven,
en su torrente la desesperanza,
el fulgor de su poder convierte el azul del día en rojo carbón,
la alegría en ceniza, el jolgorio alegre del existir en nube espesa
que derrama su flujo hiriente por los intersticios de la piel.

En la hondura del corazón, en las ramas de un árbol ya no fructífero,
comido por el hongo del silencio, desaparecida en él la flor vital,
languidece su savia bajo la penumbra que carcome la luz de la esperanza.

Así el dolor convierte en sinrazón el meteoro febril de la vida,
el río se oscurece con tizne amargo, y clama el espíritu
por un oasis de aguas vírgenes; y se niega el filo de su puñal
con el orgullo del hombre, su derecho a ser hoja
que se desliza por la corriente, sin penar, sin el alfanje
candente hiriendo las vísceras, sin la noche en el alma
ni el fuego interior quemando la luna de la felicidad,
sin ignorar que no es eterno este rumor pasivo de las frondas
en la quietud de la tarde, ni la sal del mar o el aroma del fruto
maduro o la luz fraternal o la belleza que obnubila.

El dolor puede durar más allá de los pasos que en los días vividos
se dan tras la dura verdad de los espejos
donde solo después de haber estado ante su evidencia
se descubre el destino que le dará sentido a todo
lo que, cuando te vayas del mundo, será, únicamente, historia.

Momentos de la Poesía en Alaire 2025.

Inmenso poema, querido amigo.
Gracias por ser y estar.

Gracias por el rescate, querida Hallie. Un beso grande.

[Ramón Carballal]

Ramón, hay dolores de dolores pero, del que nos hablas es del que hace replantear la vida, inclusive me atrevería a decir que nos hace pensar si seguir.

Muy fuerte pero lo amé.

Un gran abrazo.

Es el dolor de la existencia y es inevitable sentirlo. Gracias, Ara, por leer y comentar. Un abrazo grande.

[Ramón Carballal]

Dije que volvería a este poema extraordinario y con tanto ir y volver, intervención, revisiones y algún tiempo de descanso, aquí estoy.
Voy a destacar los dolores con los que me identifico sin menospreciar los demás.

El dolor no grita, al contrario de lo pensable,
no está en el aullido, ni en la queja,
ni en el rictus que camufla la tez en lívida sombra.

El dolor es semilla que crece en el hondo pozo del silencio,
fertiliza y de su raíz nace la rosa de la desesperación.

El dolor nunca naufraga, flota en la hiel de los párpados
y llama a la lágrima con su canto de sirena,
escoge al albur el recipiente de la desgracia,
sin preferir edad, solo un gusto a sangre arcana
-porque es secular, eterna su sombra
en el tránsito infinito de los siglos-
le pierde, allí encuentra el reconocimiento a su valía;
pero no desdeña el caudal de la sangre joven,
en su torrente la desesperanza,
el fulgor de su poder convierte el azul del día en rojo carbón,
la alegría en ceniza, el jolgorio alegre del existir en nube espesa
que derrama su flujo hiriente por los intersticios de la piel.

En la hondura del corazón, en las ramas de un árbol ya no fructífero,
comido por el hongo del silencio, desaparecida en él la flor vital,
languidece su savia bajo la penumbra que carcome la luz de la esperanza.

Así el dolor convierte en sinrazón el meteoro febril de la vida,
el río se oscurece con tizne amargo, y clama el espíritu
por un oasis de aguas vírgenes; y se niega el filo de su puñal
con el orgullo del hombre, su derecho a ser hoja
que se desliza por la corriente, sin penar, sin el alfanje
candente hiriendo las vísceras, sin la noche en el alma
ni el fuego interior quemando la luna de la felicidad,
sin ignorar que no es eterno este rumor pasivo de las frondas
en la quietud de la tarde, ni la sal del mar o el aroma del fruto
maduro o la luz fraternal o la belleza que obnubila.

El dolor puede durar más allá de los pasos que en los días vividos
se dan tras la dura verdad de los espejos
donde solo después de haber estado ante su evidencia
se descubre el destino que le dará sentido a todo
lo que, cuando te vayas del mundo, será, únicamente, historia.

Seguramente otro día destacaría otros dolores porque todos hieren.
Enhorabuena por esta obra magna y un bico.

Gracias, Marisa, por tu generoso comentario. Un bico grande

[Ramón Carballal]

Nunca decepcionas, Ramón, es algo muy difícil. Baja algo con respecto a los poemas que te he leído hoy, pero esos eran terriblemente buenos.

Un abrazo.

Gracias, Francisco, se hace lo que se puede. Un fuerte abrazo.

[Ramón Carballal]

Diría Kirkegaard que cuando alcanzamos (o nos alcanza) la rosa de la desesperación, es cuando estamos capacitados oara dar el salto, se supone que a la verdad que nos salvara. Para Schopenhauer lo que nos salvaría fuera algo así como esos momentos de transcendalidad (traicionándolo un poco) que nos procura el arte o lo literario. Es este un espléndido poema que, para quien entra a ramalazos en el foro como yo, agradezco a Hallie el haber recuperado. Se me escapa mucho de lo mejor de Alaire. Ando en modo peregrinaje desde hace tiempo.

Una abraçada.

No sé lo que nos salva, quizá nada, lo que nos condena a mi modo de ver es la lucidez de quien siente mas a fondo el dolor consustancial a la vida. La felicidad continua es un privilegio de la inocencia o de la ignorancia. Gracias, Julio, por el comentario que dejas. Unha forte aperta.

[Ana Muela Sopeña]

Impresionante este poema sobre el dolor, Ramón:

Enhorabuena por estos buenos versos que llegan directamente al corazón.

Un beso grande
Ana

[Fernando Marcos Rentero]

Lívida sombra?. Yo diría , nubarrón de sensaciones, dolor, angustia y miedo. En unos versos maestros, que nos hace pensar, mirando al espejo de reojo.
Grande, grande, amigo Ramón. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Impresionante este poema sobre el dolor, Ramón:

Enhorabuena por estos buenos versos que llegan directamente al corazón.

Un beso grande
Ana

Gracias, Ana. Un beso para ti.

[Ramón Carballal]

Lívida sombra?. Yo diría , nubarrón de sensaciones, dolor, angustia y miedo. En unos versos maestros, que nos hace pensar, mirando al espejo de reojo.
Grande, grande, amigo Ramón. Un abrazo.

Gracias por tu generosidad. Un abrazo, Fernando.