Síndrome de Estocolmo en espiral

[Ramón Castro Méndez]

Precioso poema, que refleja esa extraña relación entre la víctima y el victimario. Sin duda, es un efecto, un juego entre la mente y una realidad absurda, un ejercicio ¿de masoquismo?. Enhorabuena por estos excelentes versos tan descriptivos y que desatan la emoción.

Un gran abrazo.

[Alejandro Costa]

Terrible unión entre reo y carcelario, entre maltratador y maltratado.

Es como una catarata que te va arrastrando y va destapando cada paso de un síndrome, peligroso y destructivo, que, de cualquier manera, a todos nos ha tocado.

Es la capacidad destructiva del ser humano y el conformismo incoherente de un cerebro al que le cuesta demasiado separar el bien del mal.

Muy bueno, Ana.

Un beso.

[Ana García]

Por este poema nunca pasarán los años. Será siempre joven. No creo que se pueda acabar con ese síndrome nunca, porque siempre habrá victimarios.
Me gusta la estructura que le has dado a este poema.
Un placer de lectura.
Un beso.

[Ana Muela Sopeña]

Gracias por tus palabras efusivas, José Manuel:

Un beso grande
Ana

[Ara López]

Mi querida amiga, este no lo había leído y me alegra enormemente haber dado con él.
Me ha encantado de principio a fin.

¡Qué buena eres, Ana!

Te abrazo grande.