La flor marchita

[José Manuel Palomares]

Encontrarse con la muerte de un hijo debe algo así como darse cuenta de que habías vivido toda la vida iluminado por la luz del sol, y a partir de ahora tendrás que conformarte con la pequeña llama de una vela. Cada persona tiene un carácter y cada uno lo lleva a su manera, hay personas que incluso consiguen, relativamente, volver a ser felices. Es su carácter, no que el dolor lo sea menos.

Pequeño bonito consuelo para ellos la belleza de tu poema.

[Alejandro Costa]

Es un sentido y sincero homenaje a una joven y a sus padres, amigos entrañables de toda una vida.
Son tus versos bálsamo y plegaria a la vez, que reconfortan y suavizan la pena.

Un gran poema, Alejandro.
Felicidades y un beso.

Creo, querida Marisa, que existen penas a las que no les vale ningún bálsamo.

Lo hice, lo escribí, porque lo sentí en el alma y porque los quiero mucho. Somos amigos desde que éramos críos.

Gracias de corazón.

Un beso.

[Alejandro Costa]

Un poema para acompañar, para abrazar y compartir un dolor que destroza el alma.
Se nota tu dolor en cada verso
Recibe mi abrazo y compañía.

¿Sabes? Lloré mucho mientras lo escribía.

No se me van de la cabeza las caras destrozadas por el dolor. Ese llanto amargo que no alivia para nada. Ese silencio del que ya no sacarán ningún sonido de su hija. La oscuridad en el día más soleado.

Es muy triste, Ana. Demasiado doloroso.

Gracias por tus tiernas palabras.

Un beso.

[Julio Gonzalez Alonso]

Un motivo muy triste para un gran poema. Salud y abrazo, Alejandro.

[Alejandro Costa]

Encontrarse con la muerte de un hijo debe algo así como darse cuenta de que habías vivido toda la vida iluminado por la luz del sol, y a partir de ahora tendrás que conformarte con la pequeña llama de una vela. Cada persona tiene un carácter y cada uno lo lleva a su manera, hay personas que incluso consiguen, relativamente, volver a ser felices. Es su carácter, no que el dolor lo sea menos.

Pequeño bonito consuelo para ellos la belleza de tu poema.

Muy pequeño, José Manuel.

Me sentí desdichado y pensé que me sucedería si le pasara algo a mi hijo.

Se me desgarró el alma y cada letra escrita era una lágrima desde el corazón.

Gracias por tus generosas palabras.

Un abrazo.

[Julio Bonal]

En ocasiones, la sucesión de metáforas alza en demasía el vuelo, hasta situarse en alguna especie de estratosferas casi ajenas al humano lerr y recibir. Este, sin embargo, no es el caso, y las gran virtud que percibo de inmediato, sobre su emoción a flor, es el saber mantenerse en los alrededores del ordinario (aun si extraordinario) estar, del ordinario vivir y sentir.

Una abraçada.