TERCIOPELO
Yo sentí el terciopelo de tus labios
embriagando los míos de dulzura,
inyectando una dosis de ternura
que acabó por limar viejos resabios.
Y sentí contumaz la calentura
invadir mis más íntimos rincones,
destruir lo sensato en mis razones,
abocarme a un abismo de locura.
¿Cuales son, del amor, las condiciones
que llevan a cegueras absolutas?
¿Y que ardides y mañas tan astutas
idea, eludiendo sinrazones?
Basta que labios rojos emociones
despierten en el alma y caes rendido,
ese dulce sabor te ha sorprendido
y cautivo te quedas en prisión,
tras las rejas sujeto el corazón
pues amor en sus redes te ha prendido.
Maramín
Ya me dirás, Rosario, si el corsé te aprieta mucho
Ups. Qué mejor que el amor puede pasarnos, compañero Maramín? Si Rosario aprecia la finura del mensaje, me atrevo a decir que el corsé no tendrá arreglo
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